A dos años del Gobierno, la transformación prometida en el campo no ha llegado, al menos en las tierras ejidales del señor Ceferino Mendoza Armenta, quien no ha tenido la dicha de recibir algún apoyo para su proyecto.
A 24 kilómetros al norte de Navojoa, sobre la carretera Internacional Federal México 15, a la altura de Pueblo Mayo, se encuentra el Rancho "Los Mendozas", donde vive el hombre de 79 años y su esposa, Rafaela Jusaino, de 76.
Ambos, para poder subsistir, se dedican desde hace más de 50 años a las crianzas de borregos, cabras, gallinas, cerdos, vacas, entre otros animales.
Asegura que cuenta con cinco hectáreas de tierras, mismas que las tiene rentadas para la siembra de trigo.
Dice que a inicios de la 4T, acudió a Palacio Municipal para solicitar un apoyo para poder desarrollar un proyecto de invernadero o malla sombra, pero hasta el momento no ha recibido ninguna respuesta por parte de los funcionarios encargados de los programas de ayuda.
"Recuerdo que fui y me anoté en Palacio hace ya más del año, incluso un funcionario me atendió con su celular y me dijo que iba a acudir al rancho en caso de que nos dieran el apoyo, pero seguimos esperando que nos visiten", expresa.
El predio donde vive desde 1970 se encuentra en Ejido General Ignacio Pesqueira, entre cientos de hectáreas, en su mayoría rentadas a productores por los ejidatarios.
"Sí de desespera uno, porque nos cuentean, si hubiera un cambio, ya lo habríamos visto. Esa mentada transformación que nos prometieron y nos dijeron que iba a venir, hasta ahorita no se ha visto nada en los ejidos".
El ejidatario comenta que la transformación llegará cuando los políticos dejen de llenarse las bolsas de dinero y realmente empiecen a ayudar a la gente más amolada, marginada y pobre.
Dice que solamente en campaña se ve a los políticos pidiendo el voto y cuando llegan al poder, se olvidan de sus promesas.
"Yo no tengo estudios, pero siempre he tratado de informarme de lo que pasa en las radios, hasta ahorita los políticos siguen siendo los mismos, mientras nosotros sufrimos para comprar el alimento, ellos no gastan ni un centavo, porque todo lo consiguen desde los gobiernos", critica.
Asegura que para poder tener un plato de comida en la mesa, tienen que vender sus cabras y borregos, pero cuando no hay venta, tienen que apretarse el estómago.
"Muy pronto voy a cumplir 80 años. Ojalá que antes de que me muera, pueda ver un verdadero cambio, no solo para mí y mi esposa sino también para todas las familias marginadas por todos los gobiernos y de todos los colores", indica.
CRÉDITO
El último apoyo que recibió Mendoza Armenta de un Gobierno fue un crédito rural, en 1990, y desde entonces no ha tenido la suerte de ser parte de los beneficiarios.
Sobre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asegura que debe poner orden a sus funcionarios que actúan en la ilegalidad, porque eso le está haciendo mucho daño a su investidura.
"Creo que el presidente es un buen hombre, pero muchos políticos de su mismo Gobierno no están haciendo bien el trabajo, algunos caen en ilegalidades y eso le está trayendo muchos problemas", reitera.
Resalta que muchos de los actuales funcionarios desvían los programas y apoyos sociales, por lo cual nunca llegan a los hombres que se matan en el campo, a los que andan con la pala, a los que andan en el tractor y a los que producen en el campo con sus manos.
"Ahí está el error, que malversan el dinero, lo utilizan para su beneficio personal, lo estamos viendo en cualquier Gobierno y de cualquier color", dice.
Lo que anhela Mendoza Armenta es poder conseguir una malla sombra para contar con una propia línea de productos que puedan vender.
"Muchas veces cuando no hay precio, se tiene que tirar el grano o bien el cultivo a los mismos animalitos, porque no hay dónde guardarlo, y eso pasa muy constante en el campo, por la volatilidad de los mercados", enfatiza.
Sostiene que, con un proyecto de este tipo, se podrían guardar tomates, frijol, trigo, maíz, entre otros cultivos.
Don Ceferino y su esposa Rafaela, además de las crías de animales, sobreviven de la renta de cinco hectáreas de trigo, de las cuales perciben un ingreso económico que solo les ayuda para tener alimento un par de meses.