Santoral de hoy, 26 de noviembre: San Juan Berchmans, el joven jesuita de la alegría

La Compañía de Jesús recuerda la vida luminosa de este joven, cuya entrega, sencillez y profunda alegría, marcaron la espiritualidad juvenil jesuita

Santoral de hoy, 26 de noviembre: San Juan Berchmans, el joven jesuita de la alegría

Cada año, el santoral del 26 de noviembre, la Compañía de Jesús trae a la memoria a San Juan Berchmans, un joven flamenco cuya vida breve, pero sumamente intensa, dejó una huella duradera en la espiritualidad jesuítica. Aunque la Iglesia universal celebra su fiesta litúrgica el 13 de agosto, su recuerdo permanece vivo especialmente entre los jesuitas, que ven en él un modelo de entrega juvenil.

Juan Berchmans nació en Diest, en el Ducado de Brabante (actual Bélgica), el 13 de marzo de 1599. Creció en una familia humilde: su padre se ganaba la vida como zapatero y su madre, de salud frágil, se ocupaba del hogar como podía. Desde pequeño, Juan mostró una mezcla poco común de responsabilidad y sensibilidad; ayudaba a cuidar a sus hermanos y aportaba económicamente desde los 10 años gracias a un empleo que obtuvo con el apoyo de un sacerdote amigo.

Su vida dio un giro cuando se trasladó a Malinas, donde trabajó como preceptor de niños. Allí había abierto un colegio jesuita, hecho que despertó en él una gran ilusión. Apenas conoció a la Compañía de Jesús, sintió un llamado profundo a unirse a ella. Aunque su padre se resistió al inicio, la determinación serena del joven terminó por convencerlo.

Dentro del noviciado jesuita, Juan vivió algunos de los momentos más decisivos de su vida. Recibió, entre ellos, la dolorosa noticia de la agonía de su madre, sin poder despedirse. Aun así, expresó en una carta dirigida a su padre una fe tan firme y al mismo tiempo tan tierna, que aquel gesto se convirtió en un consuelo para toda su familia y en un testimonio de su madurez espiritual.

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San Juan Berchams, "El Hermano Alegre". Foto: Aci Prensa

¿POR QUÉ LO LLAMABAN "EL HERMANO ALEGRE"?

Posteriormente, fue enviado al Colegio Romano, en Roma, donde volvió a destacar, no solo por su inteligencia y dominio de idiomas —hablaba y estudiaba con soltura inglés, francés, alemán, flamenco, italiano, latín y griego— sino por su carácter afable. Sus compañeros lo llamaban "El Hermano Alegre", un apodo que hacía justicia a su sonrisa constante, su trato sencillo y su capacidad de alegrar a quienes lo rodeaban.

Gran parte de esa alegría tenía raíces profundas en su amor a la Virgen María. Juan cultivaba una devoción filial hacia Ella y estaba convencido de su papel esencial en la vida de todo creyente. Solía repetir con humor y convicción que, si lograba amar a María con verdadero corazón, "lo tendría todo ganado", pues en ese amor encontraba fuerza para perseverar y crecer espiritualmente. Con el paso del tiempo, incluso prometió defender siempre la Inmaculada Concepción dondequiera que estuviera.

El final de su vida llegó de forma inesperada. Tras un certamen académico en el seminario, Juan comenzó a sentir dolores de cabeza que lo obligaron a guardar reposo. Aunque desde hacía meses mostraba señales de cansancio extremo, nadie imaginó la gravedad de su situación. Su salud se deterioró rápidamente hasta que falleció el 13 de agosto de 1621, con apenas 20 años, probablemente víctima de una infección pulmonar o de un agotamiento físico severo.

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Su testimonio fue tan impactante que, con el tiempo, la Iglesia reconoció la hondura de su entrega. Fue beatificado en 1865 por el Beato Pío IX y canonizado en 1888 por el Papa León XIII.

Hoy, San Juan Berchmans sigue siendo un referente para la juventud jesuita y para todos aquellos que buscan vivir la fe con sencillez, alegría y una entrega sincera.

Ofelia Fierros
Ofelia Fierros

Coeditora web. Desde 2014 me he desarrollado como correctora en el área impresa y redactora en el área digital de Diario del Yaqui.