Este viernes 15 de agosto, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, un día dedicado a honrar el misterio de la elevación de la Madre de Cristo al cielo en cuerpo y alma.
Este acto, de profunda significancia teológica, simboliza la culminación de su vida terrena y su participación en la gloria del cielo, anticipando la resurrección de todos los creyentes.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC 974) describe la Asunción de María como el cumplimiento de la promesa de Dios, quien, en su infinita benevolencia, ha querido que su Madre participe plenamente en la gloria de su Hijo.
En palabras del Papa Pío XII, quien proclamó este dogma en 1950 a través de la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, “la Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, terminado el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Desde entonces, cada 15 de agosto, los católicos celebran este misterio, reconociendo a María como un signo viviente de la promesa cumplida por Dios.

MARÍA COMO MODELO Y ESPERANZA
La Solemnidad de la Asunción no solo resalta el privilegio de María, sino que también presenta su figura como un modelo para todos los cristianos. En ella se cumple la promesa de la resurrección y la esperanza en la vida eterna. María, elevada a los cielos, se convierte en el reflejo de lo que los fieles esperan alcanzar al final de sus vidas: la unión con Dios en su gloria.
La Asunción de la Virgen María es, en palabras de San Juan Pablo II, un "adelanto de la resurrección de todos los miembros de su cuerpo". Para los católicos, esta solemnidad nos recuerda que, a través de María, Dios ha mostrado la grandeza de su plan de salvación y nos ha dado un signo visible de lo que significa ser parte de la vida divina.
LA MATERNIDAD DIVINA Y LOS DOGMAS MARIANOS
El dogma de la Asunción es uno de los cuatro dogmas marianos proclamados por la Iglesia Católica. Los otros tres son: la Maternidad Divina (María es la Madre de Dios), la Virginidad Perpetua (María siempre fue Virgen) y la Inmaculada Concepción (María fue preservada del pecado original). Todos estos dogmas subrayan el papel único y especial que María ocupa dentro del plan de salvación, como Madre de todos los cristianos y como la primera en experimentar los frutos de la redención.
¿MURIÓ LA VIRGEN MARÍA ANTES DE SU ASUNCIÓN?
Uno de los interrogantes más comunes acerca de la Asunción es si la Virgen María murió antes de ser elevada al cielo. En respuesta a esta duda, el Papa San Juan Pablo II señaló en 1997 que, mientras para todos los seres humanos la resurrección del cuerpo ocurrirá al final de los tiempos, para María, la glorificación de su cuerpo fue anticipada por un singular privilegio de Dios. Esta visión fue reafirmada por Benedicto XVI en 2011, quien afirmó que María, el "arca de la alianza", nos señala el camino hacia nuestra "verdadera Casa", la comunión eterna con Dios.
En el mismo sentido, el Papa Francisco, en 2013, enfatizó que la Asunción de María no la aleja de los fieles, sino que, por el contrario, ella sigue acompañando a los cristianos en su lucha diaria contra las fuerzas del mal y su camino hacia la salvación.