Este 13 de agosto, la Iglesia Católica conmemora a San Hipólito de Roma, una de las figuras más influyentes de los primeros siglos del cristianismo, recordado por su profundo conocimiento de las Escrituras, su firme defensa de la fe y su compleja relación con la autoridad eclesial.
San Hipólito es especialmente recordado por sus reflexiones teológicas sobre la naturaleza de la Iglesia y la Santísima Trinidad, además de su papel como patrono de la Ciudad de México, donde también se le rinde homenaje por su vínculo histórico con la conquista española.
¿QUIÉN FUE SAN HIPÓLITO?
San Hipólito nació en Roma durante la segunda mitad del siglo II. Fue un hombre de notable erudición, que se destacó por su capacidad de interpretar los dogmas cristianos y debatir sobre la correcta aplicación de la doctrina en una época en que la Iglesia aún se estructuraba institucionalmente.
A lo largo de su vida, criticó abiertamente la gestión de varios papas de su tiempo, entre ellos Calixto, Urbano y Ponciano, particularmente por lo que consideraba una excesiva tolerancia frente a ciertos pecados, como el divorcio, y la venta de indulgencias. Estas críticas lo llevaron a separarse temporalmente de la Iglesia, formando una comunidad paralela que él mismo denominó "católica", en su sentido original de "universal".
Debido a esta división, fue considerado el primer antipapa de la historia, título que recibió por oponerse activamente a los pontífices legítimos. Sin embargo, hacia el final de su vida, fue arrestado junto al Papa Ponciano durante la persecución del emperador Maximino de Tracia. Ambos fueron enviados a trabajos forzados y, en ese contexto, reconciliaron sus diferencias, logrando la reunificación de los fieles antes de morir como mártires.
PATRONO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
San Hipólito también tiene una conexión especial con México. El 13 de agosto de 1521, día en que culminó la conquista de Tenochtitlán, Hernán Cortés ordenó erigir una ermita en honor a San Hipólito en el lugar donde muchos soldados españoles murieron durante la llamada Noche Triste. Ese lugar se convertiría más tarde en el Templo de San Hipólito, ubicado en la actual Ciudad de