El hígado es considerado uno de los alimentos más nutritivos que existen. Este órgano, consumido por diversas culturas desde hace siglos, destaca por su alto contenido en vitaminas y minerales esenciales como la vitamina A, el hierro, el folato y la vitamina B12.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, comer hígado en exceso puede provocar efectos adversos importantes para la salud.
BENEFICIOS DE COMER HÍGADO
Entre sus principales aportes nutricionales, el hígado se distingue por ser una fuente concentrada de vitamina A, nutriente esencial para mantener una buena visión, reforzar el sistema inmunológico y favorecer la reproducción celular.
Además, su alto contenido de hierro ayuda a prevenir la anemia y mejorar los niveles de energía, mientras que las vitaminas del complejo B contribuyen al metabolismo y al buen funcionamiento del sistema nervioso.
CONSECUENCIAS DE COMER HÍGADO EN EXCESO
No obstante, el consumo excesivo de hígado puede volverse contraproducente. El principal riesgo está en la hipervitaminosis A, una condición causada por el exceso de vitamina A en el organismo.
Esta puede provocar síntomas como:
- Náuseas
 - Mareos
 - Dolor de cabeza
 - Fatiga
 - Irritabilidad
 - Daño hepático
 - En casos más graves, puede afectar los huesos y provocar alteraciones en la piel y el sistema nervioso.
 
Otro aspecto a considerar es que el hígado, al ser el órgano encargado de procesar toxinas en los animales, puede acumular residuos de contaminantes o metales pesados, sobre todo si proviene de animales criados en ambientes con exposición a químicos o alimentos procesados.
Por eso, los especialistas recomiendan optar por hígado de procedencia confiable y preferiblemente orgánica.
En general, se aconseja consumir hígado solo una o dos veces por semana, en porciones moderadas. Personas con enfermedades hepáticas, mujeres embarazadas o individuos con problemas de absorción de vitaminas deben tener especial precaución y consultar con su médico antes de incluirlo en su dieta.
El hígado puede ser un aliado poderoso para la salud cuando se consume con moderación, pero un exceso puede resultar perjudicial. La clave está en el equilibrio: aprovechar sus beneficios sin sobrepasar los límites que el cuerpo puede tolerar.




