La increíble historia de Kana Harada, la última pasajera del tren japonés que no dejó de circular hasta su graduación

La estación Kami-Shirataki se convirtió en un símbolo mundial del compromiso japonés con la educación y la empatía social

Durante varios años, los trenes se detenían en Kami-Shirataki únicamente para recoger y dejar a Kana Harada.
Durante varios años, los trenes se detenían en Kami-Shirataki únicamente para recoger y dejar a Kana Harada.

En la isla de Hokkaido, al norte de Japón, existió una pequeña estación ferroviaria que conmovió al mundo por su historia única. Durante varios años, los trenes se detenían en Kami-Shirataki únicamente para recoger y dejar a Kana Harada, una estudiante de secundaria que utilizaba el servicio todos los días para llegar a la escuela.

Lo que comenzó como una situación curiosa terminó convirtiéndose en un ejemplo de sensibilidad y compromiso social. La empresa Japan Railways (JR) decidió mantener activa la estación hasta que Harada finalizara sus estudios, pese a que ya no había más pasajeros en la zona.

La región, afectada por la despoblación rural, había visto disminuir su número de habitantes con el paso del tiempo. Muchas familias se habían mudado a las ciudades, lo que redujo la demanda de transporte público.

EL TREN SOLO PARA ELLA

Sin embargo, cuando JR descubrió que la joven dependía del tren para continuar sus estudios, la compañía suspendió el cierre de la estación. Desde entonces, el tren realizaba solo dos paradas al día: una por la mañana para llevarla a clases y otra por la tarde para traerla de regreso.

HISTORIA HADA DA LA VUELTA AL MUNDO

La historia se difundió rápidamente a través de los medios japoneses y más tarde dio la vuelta al mundo. Muchos la consideraron un gesto simbólico del respeto que Japón mantiene hacia la educación como valor fundamental. Medios como RPP Noticias y Nexofin destacaron que el caso reflejaba cómo el país prioriza el acceso escolar, incluso en las zonas más remotas.

Con la popularidad de la historia también llegó una ola de curiosidad. La estudiante comenzó a ser visitada por fanáticos y periodistas que querían conocerla, lo que alteró su rutina diaria. En respuesta, algunos ciudadanos locales pidieron que se respetara su privacidad y se dejara de acosarla.

SU GRADUACIÓN: FINAL DEL RECORRIDO

Finalmente, en marzo de 2016, llegó el día del adiós. Tras la graduación de Kana Harada, la estación de Kami-Shirataki cerró definitivamente sus puertas luego de casi 70 años de servicio. Bajo una nevada constante y temperaturas bajo cero, vecinos, familiares y trabajadores ferroviarios asistieron a una emotiva ceremonia de despedida. Un letrero con la frase "69 años, ¡arigatou!" ("¡Gracias!") marcó el final de una era.

Ese mismo día se clausuraron otras estaciones rurales cercanas, reflejando un desafío mayor que enfrenta Japón: la baja natalidad y el envejecimiento de la población. Con menos jóvenes en las zonas rurales, muchas líneas ferroviarias han sido cerradas o redirigidas por falta de uso.

Aun así, la historia de Kami-Shirataki quedó grabada en la memoria colectiva. Más que una anécdota, fue una lección de humanidad: un tren que siguió su curso solo por una pasajera, recordándole al mundo que en Japón la educación siempre llega a destino, aunque el viaje sea para una sola persona.

Ofelia Fierros
Ofelia Fierros

Coeditora web. Desde 2014 me he desarrollado como correctora en el área impresa y redactora en el área digital de Diario del Yaqui.