¿Haces ejercicio por la mañana? Estos son los desayunos ideales para tener más energía y mejor rendimiento

Realizar una rutina de entrenamiento desde temprano permite dejar el resto del día libre y ayuda a establecer un hábito más sólido

La elección del desayuno depende del tipo de ejercicio que se realice desde las primeras horas del día
La elección del desayuno depende del tipo de ejercicio que se realice desde las primeras horas del día

Algunas personas priorizan hacer ejercicio por la mañana, ya que puede ser una gran estrategia para quienes buscan iniciar el día con energía, mantener la mente más clara y liberar estrés desde temprano.

Aunque no todos disfrutan levantarse antes del amanecer, hacerlo permite dejar el resto del día libre y ayuda a establecer un hábito más sólido. Sin embargo, el éxito de esta rutina no depende solo del entrenamiento: la alimentación previa y posterior juega un papel clave en el rendimiento.

Después de dormir entre 7 y 8 horas, el cuerpo pasa por un periodo de ayuno en el que los niveles de glucosa en sangre disminuyen.

Si bien es seguro entrenar en ayunas, los expertos coinciden en que, para sesiones intensas o de más de 60 minutos, lo ideal es consumir algo que aporte energía.

¿QUÉ SE RECOMIENDA DESAYUNAR ANTES DE ENTRENAR POR LA MAÑANA?

Según los expertos, los carbohidratos antes de entrenar ayudan a mejorar el rendimiento, aumentar la resistencia y evitar mareos o fatiga prematura. La elección del desayuno depende del tipo de ejercicio que se realice:

  1. Entrenamientos cortos y de alta intensidad (menos de 45 min). Un plátano, pan tostado con crema de almendras, un vaso de leche o galletas integrales con queso.
  2. Sesiones moderadas y prolongadas. Un smoothie de frutas con leche, avena con frutos rojos, huevo con pan tostado o un bagel pequeño con crema de cacahuate.
  3. Entrenamiento de fuerza. Yogur griego con frutos rojos, un sándwich de huevo o pavo, avena o una barra de proteína.

RECOMENDACIONES PARA UN MEJOR RENDIMIENTO EN EL EJERCICIO MATUTINO

Además, hay claves que no se deben pasar por alto:

  • Desayunar al menos una hora antes del ejercicio
  • Cuidar las porciones para evitar pesadez
  • Hidratarse antes, durante y después
  • No olvidar la comida post-entrenamiento.

Esta última debe incluir proteínas y carbohidratos para ayudar a la recuperación muscular y reponer los niveles de glucógeno.

En resumen, ejercitarse en la mañana sí puede marcar la diferencia, siempre y cuando se acompañe de una alimentación adecuada. La fórmula es sencilla: un snack ligero antes, agua suficiente, y una comida balanceada después.

Con estos ajustes, el rendimiento mejora y el cuerpo responde con más energía y menos fatiga.