La limpieza de la estufa no solo es cuestión de estética, también es una parte esencial del mantenimiento y la seguridad en la cocina. Tanto las estufas de gas como las eléctricas requieren cuidados específicos para evitar acumulaciones de grasa, residuos o fugas que pueden afectar su funcionamiento.
¿CÓMO LIMPIAR UNA ESTUFA DE GAS?
Las estufas de gas, tan queridas por su potencia y control del fuego, necesitan limpieza frecuente para evitar obstrucciones en los quemadores.
- Desconecta el suministro de gas antes de comenzar. Esto es clave para prevenir accidentes.
- Retira las parrillas y quemadores y déjalos remojar en agua caliente con un poco de vinagre o jabón desengrasante durante 15-20 minutos.
- Limpia los orificios de los quemadores con un cepillo pequeño o un alfiler para eliminar restos de comida o grasa que puedan impedir la salida del gas.
- Pasa un paño húmedo con jabón neutro sobre la superficie de la estufa. Evita productos abrasivos, pues pueden dañar el acabado.
- Seca bien cada pieza antes de volver a colocarla. Asegúrate de que los quemadores estén completamente secos antes de encenderlos.
Un truco útil es mezcla bicarbonato de sodio con vinagre blanco y úsalo como pasta desengrasante para las zonas más difíciles. Además de dejar la superficie reluciente, eliminarás olores persistentes.
¿CÓMO LIMPIAR UNA ESTUFA ELÉCTRICA?
Las estufas eléctricas, ya sean de resistencia o con placas planas, también necesitan cuidados especiales:
- Desconéctala del tomacorriente antes de limpiar.
- Si tiene resistencias en espiral, retíralas con cuidado y limpia la base con una esponja húmeda. Nunca las sumerjas en agua.
- En los modelos de superficie lisa o vitrocerámica, usa un paño de microfibra con un poco de vinagre o limpiavidrios.
- Para manchas difíciles, aplica bicarbonato con agua y deja reposar unos minutos antes de limpiar.
- Evita usar esponjas metálicas o productos con cloro, ya que pueden rayar o dañar la superficie.
Limpia tu estufa al menos una vez por semana y después de cada uso intenso. Una rutina constante no solo alarga su vida útil, sino que mejora el rendimiento del calor y evita olores desagradables.