La movilidad eléctrica es clave en la lucha contra el cambio climático, pero una investigación reciente publicada en Science Direct revela un efecto secundario poco conocido: los cargadores rápidos de autos eléctricos podrían estar generando contaminación del aire.
El estudio, realizado en 50 estaciones de carga rápida en el condado de Los Ángeles, encontró que los ventiladores de estos cargadores, instalados para evitar el sobrecalentamiento, levantan partículas finas acumuladas en el suelo, provenientes de neumáticos, frenos y polvo. Estas partículas, conocidas como PM2.5, son luego liberadas al ambiente.
Los resultados mostraron una concentración promedio de 15.2 microgramos por metro cúbico de PM2.5, cifra superior a la registrada en parques urbanos e incluso por encima de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en casi la mitad de los casos analizados.

INFRAESTRUCTURA DE CARGA RÁPIDA BAJO LA LUPA
Actualmente, Estados Unidos cuenta con más de 11 mil 400 estaciones de carga rápida, y se proyecta que este número aumente considerablemente.
Si bien los autos eléctricos emiten mucho menos que los vehículos de combustión, los autores del estudio advierten que es fundamental integrar medidas de mitigación para evitar que la infraestructura de carga se convierta en una fuente inesperada de contaminación.
Entre las soluciones propuestas están:
- Incorporar sistemas de filtración en los puntos de carga.
- Evitar la instalación de cargadores en zonas sensibles como escuelas o áreas residenciales.
- Diseñar mejor los sistemas de ventilación para reducir la dispersión de partículas.
Empresas como ChargePoint Holdings ya han comenzado a implementar medidas, como exigir una altura mínima para las entradas y salidas de aire y trabajar en la incorporación de filtros.

¿UNA AMENAZA PARA EL FUTURO ELÉCTRICO?
A pesar de estos hallazgos, los expertos coinciden en que el impacto ambiental de los cargadores eléctricos es menor comparado con el de las estaciones de servicio de gasolina. Joe Allen, profesor de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, señaló que las gasolineras liberan compuestos orgánicos volátiles peligrosos como el benceno, además de contribuir al smog urbano.
El estudio no busca desacreditar la movilidad eléctrica, sino señalar que para que esta sea verdaderamente sostenible, es necesario considerar todos los elementos de su cadena, incluyendo la infraestructura de carga. Optimizar estos sistemas será clave para construir un futuro más limpio.