¿El IMC no es perfecto? Descubre sus limitaciones y cómo complementarlo

Determinar si una persona presenta condiciones como sobrepeso, obesidad o bajo peso suele ser más complejo que los números de la balanza

Por: Marcela Islas

Cuando una persona busca saber si tiene un peso saludable, suele recurrir al Índice de Masa Corporal (IMC), una fórmula utilizada por más de un siglo para evaluar el estado físico de un individuo.

Sin embargo, aunque su cálculo es sencillo y ampliamente utilizado, cada vez más especialistas cuestionan su precisión y utilidad, ya que no considera factores clave como la composición corporal, el porcentaje de grasa y músculo, la edad o el sexo. 

¿CÓMO SE CALCULA EL IMC Y QUÉ INDICA?

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El IMC se obtiene dividiendo el peso (en kilogramos) entre la altura al cuadrado (en metros). Por ejemplo, una persona de 1.50 metros y 65 kilogramos tendría un IMC de 28.8. Según los rangos establecidos, esta cifra indica sobrepeso: 

  • BAJO PESO - menos de 18.5 
  • NORMAL - 18.5 - 24.9 
  • SOBREPESO - 25.0 - 29.9 
  • OBESIDAD - más de 30 

Instituciones como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) consideran al IMC un indicador confiable de grasa corporal en la mayoría de los casos. Sin embargo, su precisión es cuestionada debido a las variables que omite. 

LIMITACIONES DEL IMC

Según Antonio Barajas Martínez, médico de la UNAM, el IMC sigue utilizándose sin modificaciones desde su creación en 1830 por el matemático belga Adolfo Quetelet, quien lo diseñó para evaluar estadísticamente medidas antropométricas de la población.

Su implementación masiva se dio en 1970 por Ancel Keys, pero desde su origen tenía defectos significativos. El IMC fue creado para medir el peso de un hombre promedio de 1.70 metros y 70 kilogramos, sin considerar diferencias entre sexos, edades o grupos étnicos. Por ejemplo: 

  • Diferencias entre hombres y mujeres. Mientras que las mujeres tienden a acumular grasa en la cadera, los hombres lo hacen en el abdomen, donde la grasa es más peligrosa para la salud. Esto hace que algunas mujeres sean clasificadas con sobrepeso sin que esto represente un riesgo real. 
  • Edad. A medida que envejecemos, el cuerpo cambia su proporción de grasa y músculo, lo que hace que un mismo IMC pueda significar cosas distintas en jóvenes y adultos mayores. 
  • Masa muscular. El IMC no distingue entre músculo y grasa. Por ello, un atleta con gran masa muscular podría ser clasificado como obeso, cuando en realidad su composición corporal es saludable. 

Keith Devlin, matemático de la Universidad de Stanford, explica que el hueso es más denso que el músculo y este, a su vez, es más denso que la grasa. Así, alguien con huesos fuertes y buen tono muscular puede tener un IMC elevado sin que eso signifique exceso de grasa. 

¿SE DEBE SEGUIR UTILIZANDO EL IMC?

Más que eliminar el IMC, los expertos recomiendan complementarlo con otros indicadores que permitan una evaluación integral de la salud de cada persona. Factores como el porcentaje de grasa, el nivel de actividad física, los antecedentes médicos y el estilo de vida deben tomarse en cuenta para un diagnóstico adecuado. 

El verdadero propósito del IMC no debería ser etiquetar a las personas, sino ayudar a evaluar su riesgo metabólico y diseñar estrategias para mejorar su bienestar. Como concluye Barajas: "No hay que ver solo el número. Hay que fijarse en la persona".

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