Busca León la remontada

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Han pasado 141 días desde que “La Fiera” inició su camino por el Clausura 2019, donde su único objetivo era meterse con lo que fuera a la Liguilla. Pero al equipo de Ignacio Ambriz se le fue la mano.

Hiló 12 victorias, le arrebató récords históricos a Cruz Azul, Toluca y América, Ángel Mena fue el campeón de goleo, contó con la mejor defensa y el mejor ataque. Es decir, se devoró la Liga MX.

Su andar no fue tan sencillo en la Liguilla. Suma apenas un gol en los últimos 3 juegos, y si bien borró a Tijuana en cuartos, las Águilas lo pusieron a rezar en las semifinales y Tigres le dejó herido con el zarpazo que le propinó en el partido de ida de la final.

Por ello no hay mejor guion, porque nada sería tan heroi­co para “La Fiera” que cerrar este histórico semestre con una remontada en su propia casa, donde no se corona desde hace 27 años.

“Mañana (hoy) jugaremos un partido en donde ustedes, marcarán el primero. Son 90 minutos que durarán toda la vida. Es tu partido, es tu mo­mento. Dale con todo León, en la gran final, VAS DE TI­TULAR...”, posteó ayer Jesús Martínez Murguía, presidente del León, en su cuenta de Twit­ter.

El Estadio Azteca y el Hidal­go fueron los últimos testigos del bicampeonato de los Esme­raldas (Apertura 2013 y Clau­sura 2014.

En el invierno 97, el Nou Camp se arrodilló ante el título de Cruz Azul.

Por ello hay que remontarse hasta la temporada 1991-92 para encontrar un campeonato de Liga para ‘La Fiera’ como lo­cal, cuando derrotaron a Pue­bla.

Aunque para ponerle la ce­reza a este pastel, León debe­rá hacer mucho para doblar a unos Tigres hambrientos.

El equipo de Ricardo Ferret­ti llega con la posibilidad de conseguir el séptimo título de su historia, quinto en esta dé­cada y, hasta servirle a André Pierre Gignac el gol que le hace falta para superar a Tomás Boy y convertirse en el máximo go­leador de la institución.

La jaula esmeralda espera por dos fieras, las más domi­nantes del Clausura 2019.

Hoy León necesita una úl­tima hazaña para, después de 27 años, coronarse en el lugar donde la vida no vale nada.