Barcelona se queda sin Champion

Por: Eduardo Sánchez

Tras una histórica remontada de la escuadra del Liverpool dejó fuera de la competencia al equipo favorito a llevarse la Copa con un abultado marcador de 4-0, después de haber caído en el Camp Nou en el juego de ida 3 a 0.


Incapaces de imponer su juego y, mucho menos, de contrarrestar el ritmo propuesto por un Liverpool ejemplar, pese a bajas que suponen más de la mitad del poder de este equipo: Mo Salah, Firmino y Keita. El hiperactivo Mané, un héroe, asumió el papel de los tres. Después de esta eliminatoria puede decirse con claridad que Klopp es, hoy, el entrenador que mejor combina las dos cosas que más importan en un campo de fútbol: el juego y las emociones.


El Barça tuvo ocasiones, a las que respondió con firmeza Allison, pero no tuvo nada más, ni fútbol, ni carácter, ni pasión. Intentó defenderse con posesiones estériles, con una horizontalidad que por momentos recordó a la de España frente a Rusia en el Mundial. La mejor cualidad de un estilo llevada al absurdo.


Las disputas, las anticipaciones y las segundas jugadas ponían de manifiesto que el partido era por entero del Liverpool, al que únicamente Arturo Vidal ponía la barrera en un duelo a contraestilo hasta que Valverde decidió que había que volver al origen. Era tarde. En dos partidos completos no ha sido capaz el técnico azulgrana de encontrar el antídoto a lo que proponía el rival. Bastaba con observar su rostro desde el primer minuto, incluso cuando su ventaja le daba una clasificación holgada. La de Klopp era la contraria: disfrutó incluso en la derrota; en la victoria, estalló.


La eliminación en Roma, la temporada pasada, ya hizo que se abrieran dudas acerca de Valverde. En esta ocasión, a pesar de haber sido renovado, van a arreciar. Es inevitable, dado que durante los dos partidos de esta eliminatoria, el equipo no ha encontrado soluciones desde el banquillo. Si en Roma se señaló al exceso de confianza, en esta ocasión ya no puede hablarse de ello, puesto que el Barcelona llegaba advertido por el precedente y por el partido del Camp Nou. Esta vez hay hablar de una impotencia que no tiene que ver únicamente con el planteamiento, sino con el rendimiento de futbolistas que no estuvieron a la altura, algunos de ellos llegados con cifras récord, como Coutinho. No hubo milagro de Messi, pero al menos se hizo el milagro de la justicia en un campo de fútbol.

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