¡Adiós maldición!

Por: Javier Vázquez

No bastaron los 90 minutos del tiempo reglamentario para definir un ganador, hasta que Fashion’s-Potros Itson derrotó 3 goles por 2 a Cuervos, al jugarse la gran final del Torneo Municipal de Futbol en su categoría Pre­mier.

Fue el Campo Dos en donde se llevaron estas acciones, en donde el público asistente no pudo quejarse en presenciar en encuentro digno de un cho­que titular al ser un juego de volteretas en el cual el gol del campeonato cayó en el segun­do tiempo.

Desde los primeros minu­tos del encuentro, Cuervos se volcó con todo hacia adelante en donde el arquero Fidel Es­trada fue quien sacó la casta por el equipo hoy ganador.

En el minuto 33 del pri­mer tiempo apareció la figura del inquieto Brayan Montoya quien una descolgada por la banda izquierda logró bur­lar la salida del guardameta enemigo para poner el 1 por 0 ante la algarabía de todos sus aficionados.

Así se fueron al descanso, pero iniciando la segunda mitad Cuervos logró el empa­te gracias a un cabezazo que Mario Cabanillas para igua­lar el marcador y poner aque­llo color de hormiga.

Los emplumados se vol­caron para atrás y Fashion’s empezó a dominar en todo el terreno de juego, pero una descolgada que terminó en un tiro de larga distancia al ha­cer un recorte para burlar al defensivo de pierna izquierdo para mandarla a la red ene­miga para poner el 2-1, en un baldazo de agua fría para los ahijados de Germán Corral.

Parecía que todo iba a quedar así, Fashion’s mante­nían tocando la puerta, pero el resultado no llegaba, y fal­tando 8 minutos de acabar el encuentro, llegó el capitán del equipo, Marcos Lozano, con una pelota que cayó en el área chica para este pegar puntazo y mandarlo al fondo de la por­tería para empatar el marca­dor a dos goles por bando.

Después de pitar el final el nazareno José Luis Quiño­nes, estos se fueron a tiempos extras para dejar a los afi­cionados a punto del colapso, pero fue en el segundo tiempo cuando apareció la figura de Manuel Barreras para poner los 3 goles por 2 y con ello aca­bar con la maldición de cuatro finales perdidas.