Por: Eduardo Sánchez
Cada paciente es tratado en forma individual, sostiene Torres Ramírez
Esdrey Lara
Cada persona con síndrome de Asperger es única e individual, por lo que siempre deben ser diagnosticadas y tratadas de manera personalizada, aunque en general comparten puntos en común, pero se debe perder el tabú que existe en la sociedad ante estos trastornos, comentó Olga Cecilia Torres Ramírez.
La presidenta de Por una Familia Feliz, asociación de padres e hijos con discapacidad, dijo el síndrome de Asperger viene de la mano con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), y puede ser detectado desde los dos años de edad.
Explicó que las personas con él poseen una inteligencia normal o muy superior a la media, pero son atípicos en cuanto al funcionamiento de su sistema sensorial, y entonces puede ser que no toleren ciertos ruidos o determinados estímulos tácticos.
“Suelen pensar mejor en términos visuales, ya que ven imágenes en su cabeza cuando recuerdan algo y, en cambio, les cuesta pensar en palabras, en frases”, expuso.
Dijo en la región del Mayo, el síndrome de Asperger está vigente, pero lamentó que no exista un tratamiento adecuado por los padres de familia, ya que muchas veces el tema de los síndromes es un tabú.
“Muchos padres no quieren aceptar que sus hijos padecen un síndrome y rechazan darles el tratamiento adecuado”, expuso.
Lamentó que, así como existe un tabú ante los síndromes en la región, también existe la discriminación ante ellos, y es en las autoridades escolares donde más se da.
Así las cosas, cada vez son más los niños que llegan a la escolarización con un diagnóstico de TEA, incluyendo a los Asperger, los problemas se repiten día tras día en decenas de jardines de infantes, escuelas y colegios secundarios, pues muchas veces los maestros no tienen herramientas para comprender a sus alumnos diferentes, que no “sufren” de una enfermedad, sino que representan un modo distinto de estar en el mundo, abundó.
Torres Ramírez dijo las autoridades escolares, con frecuencia, llevan a cabo prácticas de discriminación ante alumnos con capacidades diferentes y todo termina en un gran desencuentro con las familias y, sobre todo, con los niños y los adolescentes.
Dijo para persona con Asperger o TEA no está “en otro mundo”, y tampoco en “su mundo propio”, sino en éste, en el que todos subsistimos, pero que a ellos les cuesta muchísimo más asir, entender, manejar.
“Lo que más difícil se le hace a un Asperger es “encajar””, concluyó.