Por: Eduardo Sánchez
Aún sin tener el título de Santuario Migrante, las caravanas centroamericanas reconocen este sitio como un albergue seguro para realizar su primera parada en Sonora, descansar, alimentarse y continuar su camino hacia la frontera de Tijuana.La iglesia San Luis Gonzaga, del párroco José Gilberto Lezama, mejor conocido como el “Padre verduritas”, ubicada al oriente de Hermosillo es el templo que apoya a la comunidad migrante con techo y comida que recolecta constantemente entre los feligreses, empresarios y sociedad civil organizada.
Su párroco comenzó con esta noble labor hace casi una década, motivado por ayudar a la población que llega al Estado proveniente de otros países de Centroamérica en busca de mejores condiciones para sus familias y huyendo de la inseguridad de sus lugares de origen.
“Surge primero que nada al ver la falta de espacios para que ellos puedan estar de una manera segura, hay lentitud por parte del Estado para poder hacer una casa migrante, es un tema muy complejo por la construcción que se tiene que hacer, ellos han dejado aquí su huella, no ha habido situaciones de violencia ni desorden”.
La gente de la comunidad en la colonia San Luis y zonas aledañas, abre su corazón para colaborar con la causa del sacerdote y brindar insumos de ropa y alimento al comedor comunitario además de cobijo para la iglesia que finge como albergue.
Los migrantes de Centroamérica ubican este sitio como un lugar seguro donde descansar mientras continúan su camino rumbo a la línea que cruza a Estados Unidos, donde tienen la intención de solicitar asilo político.
“Es el trato que les hemos dado a las personas que pasan por aquí, ellos van dándole esa información a los que vienen atrás de ellos y a pesar de la situación y lo complejo que es el tema, la gente sigue siendo generosa”.
La capacidad que tiene el templo es de 250 migrantes albergados durante la noche y el tiempo máximo de estadía es por 15 días. En la pasada caravana se recibieron, dijo, 50 niños y cuatro mujeres embarazadas.