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Padre convirtió su templo en santuario migrante





Por: Mónica Miranda

La iglesia San Luis Gonzaga, del párroco José Gilberto Lezama, mejor conocido como el “Padre verduritas”, ubicada al oriente de Hermosillo es el templo que apoya a la comunidad migrante con techo y comida que re­colecta constantemente entre los feligreses, em­presarios y sociedad civil organizada.

Su párroco comenzó con esta noble labor hace casi una década, motivado por ayudar a la población que llega al Estado prove­niente de otros países de Centroamérica en busca de mejores condiciones para sus familias y hu­yendo de la inseguridad de sus lugares de origen.

“Surge primero que nada al ver la falta de espacios para que ellos puedan estar de una ma­nera segura, hay lentitud por parte del Estado para poder hacer una casa mi­grante, es un tema muy complejo por la construc­ción que se tiene que ha­cer, ellos han dejado aquí su huella, no ha habido situaciones de violencia ni desorden”.

La gente de la comu­nidad en la colonia San Luis y zonas aledañas, abre su corazón para co­laborar con la causa del sacerdote y brindar insu­mos de ropa y alimento al comedor comunitario además de cobijo para la iglesia que finge como al­bergue.

Los migrantes de Centroamérica ubican este sitio como un lugar seguro donde descansar mientras continúan su camino rumbo a la lí­nea que cruza a Estados Unidos, donde tienen la intención de solicitar asilo político.

“Es el trato que les hemos dado a las perso­nas que pasan por aquí, ellos van dándole esa información a los que vienen atrás de ellos y a pesar de la situación y lo complejo que es el tema, la gente sigue siendo ge­nerosa”.

La capacidad que tie­ne el templo es de 250 migrantes albergados du­rante la noche y el tiempo máximo de estadía es por 15 días. En la pasada ca­ravana se recibieron, dijo, 50 niños y cuatro mujeres embarazadas.