Wendy Erazo Díaz, de 26 años, salió el 14 de enero pasado de Honduras, con cientos de desconocidos que integran la caravana migrante, la cual atravesó el país hasta llegar a Hermosillo, en la que entabló relación con un grupo de cuatro mujeres embarazadas, de entre tres hasta seis meses de gestación.
El motivo de su huida, fue debido a las amenazas que recibió por parte de una familia para la que trabajaba como cuidadora y empleada doméstica, empleo en el que la acusaron de extorsión y denunciaron penalmente.
"Dijeron que yo estaba extorsionando a cierta gente, yo trabajaba cuidando ancianos en casas y estaba cuidando a esa anciana, ella tiene familiares en Estados Unidos que tienen empresas, empezaron a extorsionarlas y me dijeron que yo era quien las estaba extorsionando".
Dos niños de 11 y 8 años y dos niñas de 5 y 2 años, dejó a cargo de su madre en Honduras, razón por la que desea encontrar empleo en Estados Unidos y en 5 años volverlos a ver a su regreso a Centroamérica.
El trayecto de Honduras a Sonora, ha sido difícil, contó, sin embargo, al ser mujer con un bebé, comenta que ha recibido el apoyo de la ciudadanía en cada Estado que ha parado dicha caravana.
"La verdad es que no he pasado dificultades aún yo sola con mi hija, entre nosotros nos ayudamos, si queremos subir un trailer o un camión".
Los planes de Wendy eran abandonar la iglesia de la San Luis que ayer por la noche, en un autobús con destino a Nogales, para de ahí intentar cruzar a Estados Unidos, donde ya la estarían esperando dos hermanos, quienes años atrás pasaron la frontera de indocumentados.