En el caso de las yaquis, la demanda principal es tener una mayor participación en la toma de decisiones dentro de sus comunidades, aunado a mejorar el desarrollo social de sus pueblos, mencionó Laura Hernández Urzúa.
Como miembro de la tropa yoeme, dijo que, aunque las mujeres pueden ostentar un cargo eclesiástico como cantoras, no tienen apertura completa en la estructura política de la tribu.
La intervención de ellas a veces se ve restringida, principalmente en los temas de mayor importancia, y si la opinión de las mujeres no conviene a las autoridades tradicionales, no son tomadas mucho en cuenta, mencionó la también representante de la región norte de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas.
Históricamente, las mujeres siempre han participado dentro de las asambleas que se realizan en las guardias tradicionales y últimamente han jugado un rol más significativo, dijo.
Estas reuniones son largas y presididas casi siempre por el gobernador y el secretario, cargos que ostentan sólo hombres, pues así lo marcan las leyes internas.
Si una mujer quiere expresar un punto de vista, debe ser a través del maestro de la iglesia y la opinión representa de manera colectiva a todas.
OPINIONES APROBADAS
"Dependiendo de los temas es la apertura que se nos brinda, por ejemplo, en solución de conflictos sí podemos dar nuestro punto de vista, pero en cuestiones más complicadas, como los megaproyectos, si nuestra opinión no conviene no se toma en cuenta", expresó.
Algo que siempre reclaman -principalmente las señoras mayores- es que en la lucha ancestral por la defensa de su territorio, las mujeres combatieron hombro a hombro junto a los hombres, por lo que exigen se les reconozca sus derechos, mencionó.
Uno de los rasgos más representativos del patriarcado yaqui es que no se permite que mujeres ocupen cargos políticos en su estructura de Gobierno, lo cual tiene que cambiar, mencionó.
"El tema ya se ha tratado. Las dinámicas tienen que ir avanzando, creo también que tenemos derecho y sí hay mujeres capaces de ser parte del Gobierno de los pueblos originarios. Algún día llegará ese tiempo", expresó.
Por otro lado, son las transmisoras del conocimiento, el saber ancestral, la lengua y la cultura yaqui.
"Siempre la mujer ha estado más apegada al conocimiento de la medicina, el cuidado, la atención y la preservación de las costumbres", indicó.
Además, están las madres del pueblo, que son señoras de edad avanzada que se ganaron su lugar en la komunila, tienen nombramiento y se les consulta como parte de la autoridad, señaló.
VIOLENCIA DE GÉNERO
Al igual que otras indígenas y que las mestizas, las yaquis también son víctimas de la violencia de género, dijo, aunque considera que algunas situaciones se dan en menor medida, por ejemplo, los feminicidios no se han registrado al interior de la etnia.
En cambio, dentro de las comunidades yaquis, a las mujeres se les restringe el que salgan a estudiar y mucho tiempo atrás se les imponía marido, mencionó.
Antes los matrimonios eran arreglados por los padres de familia, pero eso ya no sucede; de la misma forma, si una menor de edad decide juntarse con un hombre mayor se le respeta su decisión, agregó.
Otro tipo de violencia que viven las yaquis es la poca atención que brindan las autoridades civiles a los casos de violencia doméstica, dijo, pues la mayoría de las veces la Fiscalía argumenta que esos problemas se deben resolver conforme a la ley interna y no es así.
"Las mujeres indígenas no son escuchadas; documentamos un caso de violencia doméstica y la denuncia no procedió. No le hicieron caso y derivado de ello, muchas mujeres prefieren no denunciar el maltrato que viven. Hace falta más sensibilización de parte de las autoridades civiles", expresó.
También sufrimos violencia política, pues en una ocasión acudimos al Instituto Nacional Electoral a presentar una propuesta de participación y equidad de género en puestos de elección popular, sin embargo, los funcionarios dijeron que esa cuestión debía arreglarse al interior de la comunidad.
JAMUT BOO´O
Recientemente Laura asistió al Enlace Intercontinental de Mujeres Indígenas de las Américas, junto a ella acudieron mujeres que luchan por mejorar las condiciones de vida de sus familias.
De estos encuentros ha aprendido que al participar en un movimiento social, a la mujer se le ataca en todos los aspectos. La agresión más evidente son las violaciones sexuales, como parte de la tortura, dijo la integrante de la Asociación Civil de Mujeres Yaquis.
Al interior de la tribu hay violencia económica y psicológica, aunque a veces es difícil identificarla, sin embargo, gracias a capacitaciones y talleres ya lo hacen, mencionó.
En este enlace, realizado en Tenochtitlán el 26 de febrero, se abordaron temas de salud reproductiva, derechos de los pueblos originarios y de las mujeres indígenas, informó.
Como indígenas se preparan para abordar de manera colectiva la defensa territorial, las políticas de Gobierno, megaproyectos y los diferentes tipos de violencia que viven en sus comunidades, indicó.
Uno de los problemas que afecta de manera directa a las yaquis es la violencia ecológica:
"Para empezar la falta de agua empieza a mermar en la calidad alimentaria.
"Antes vivían de lo que se producía en el monte; actualmente falta agua, el río está completamente seco por la construcción de presas, y se han secado los álamos.
"En las orillas del río ya no hay nopales, quelites ni carrizo (una planta tradicional que es usada para la construcción de viviendas y petates). Todo eso afecta.
"Hoy se tienen que buscar otras maneras de alimentar. Las mujeres dejan sus casas para laborar en maquiladoras, empacadoras y se compra lo que antes no se tenía que comprar", expresó.
En el pasado, las abuelas y madres sembraban en sus pequeñas parcelas hortalizas, recordó; ahora ya no se puede. "Esa es la violencia ecológica", señaló.
LENGUA MATERNA
Esto afecta la cultura, principalmente se pierde la enseñanza de la lengua materna y esto aqueja a los hijos, ya que se quedan con quien se pueda, mientras sus padres salen a trabajar, mencionó.
Derivado de ello, se trabaja en enseñar a las mujeres indígenas cuáles son sus derechos, además se prepara un encuentro con mujeres de todas las etnias del Estado.
Asimismo, se proyecta abrir una escuela de capacitadoras en Derechos Humanos Indígenas dentro de las comunidades.
De esta manera también se suman a la lucha que libran las mujeres mestizas en todo el país y en Cajeme ya se han sumado a la Red Feminista.
"Hemos platicado con ellas y también las apoyamos, muestra de ello es que compañeras de la Coordinadora Nacional asistieron a la manifestación del 8 de marzo", expresó.