A pesar que por este hecho hay tres policías detenidos en el Centro de Readaptación Social en Tetanchopo, la justicia no ha llegado para el joven que el 10 de diciembre cumpliría 30 años de edad.
La madrugada del 2 de mayo de 2018, Genaro Arce Ruiz y su amigo Héctor Manuel Duarte transitaban en una camioneta sobre el Periférico, a la altura del fraccionamiento Los Girasoles, cuando fueron interceptados por una patrulla, aparentemente porque el vehículo no traía placas.
Sin embargo, uno de los elementos argumentó que Genaro venía en estado inconveniente y por eso tendría que acompañarlos a Seguridad Pública.
"Ese día mi amigo empezó a grabarlos con el celular, pero los agentes le advirtieron que no lo hiciera. En instantes, Genaro salió corriendo, pero cuando regresó a la oficina llegó todo golpeado, raspado y con las esposas llenas de sangre," recordó Héctor Duarte.
Después de recibir los golpes en su cuerpo, Genaro ingresó a las celdas preventivas sin sus pertenencias, entre ellas una playera, un celular, cinto, tenis, cordones, entre otras cosas.
En Seguridad Pública le dijeron a Héctor que volviera por la mañana, para que pasara por su amigo Genaro, debido a que se encontraban en cambio de turno.
No obstante, a las pocas horas, el joven cuando llegó a barandilla recibió la noticia de que Genaro había fallecido dentro de las celdas preventivas, aparentemente se había ahorcado con una cobija.
A 365 días transcurridos de estos hechos que trascendieron a nivel nacional e internacional, no ha llegado la justicia para la madre del joven Genaro, Margarita Ruiz, sus familiares y amigos.
La activista social de San Luis Río Colorado, Martha Solórzano Martínez ha sido una de las principales voces que han reclamado justicia a las autoridades para que la muerte de Genaro no quede impune.
ERA UN PROTECTOR DE ANIMALES
En su infancia, además de ser un niño amante de jugar a los colores, Genaro era un protector de los animalitos. Desde muy pequeño mostró un gusto por los gatos, sobre todo, porque al jugar con ellos aumentaba su autoestima.
Una persona que pasó mucho tiempo en la infancia de Genaro y que prefirió omitir su nombre, compartió que el pequeño era muy feliz, a pesar que siempre careció de muchas cosas.
"Genaro era un niño muy alegre, le gustaba mucho jugar a las escondidas con sus amiguitos y también escuchaba música todo el día. Jugar a las maquinitas era otro de sus pasatiempos preferidos", recordó.
La principal carencia que tuvo Genaro fue la falta de un padre. Ante esta ausencia paternal, Margarita tuvo que salir a trabajar para poder solventar las necesidades de la casa, por lo que el pequeño se tuvo que ir a vivir con una de sus tías.
En este hogar, doña Lupita, esposa de Tomás, crio a Genaro como si fuera su hijo, por lo que nunca le faltó comida ni un techo donde vivir.
Como estudiante, el pequeño de la colonia SOP hizo sus estudios en la primaria de la colonia Francisco Villa y en la Secundaria No.29., siendo un alumno regular con calificaciones de 8 y 9 de promedio.
En la escuela, en el barrio y posteriormente el trabajo, Genaro sabía cómo ganarse la amistad, tanto de hombres como de mujeres, señala una de las personas que conoció muy de cerca la vida del joven.
La madre de Genaro compartió que desde el día 2 de mayo de 2018 sigue esperando que llegue la justicia, una promesa que le hizo cuando sepultaron su cuerpo.