Sonora
Es difícil sanear a los sindicatos
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Por: Luis Alonso Pérez
Lo apoyaron policías y guardias presidenciales; su intención era poner el sindicato a los pies del presidente.
Además de ser ferrocarrilero, Ochoa era conocido por su afición a la charrería, por lo que su liderazgo sindical supeditado a la voluntad presidencial se le conoció popularmente como “sindicalismo charro”.
Por décadas, esta alianza convirtió a algunos líderes sindicales en millonarios, y benefició a políticos y a empresarios por igual.
Desde su llegada a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador ha propuesto una reforma para democratizar la vida laboral del país.
En diciembre de 2018 la Cámara de Diputados recibió dicha propuesta, y es debatida a través de foros abiertos y mesas de discusión.
Para la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, esta reforma sería “una herramienta poderosa para reconducir la labor de los sindicatos frente a los trabajadores y en el mundo laboral”.
LA RESISTENCIA DE LOS LÍDERES
Para el abogado laborista Germán de la Garza, las propuestas de reforma podrían generar cambios importantes a favor de los trabajadores que actualmente no ven los beneficios de estar sindicalizados, ya sea porque sus sindicatos se conformaron para proteger a empleadores abusivos, o que lucran de extorsionar a los empresarios con amenazas de emplazarse a huelga, sin que los trabajadores así lo deseen, o incluso estén enterados de estas acciones.
Sin embargo, romper una inercia que ha prevalecido por décadas no será fácil, y seguro vendrá acompañado de una oposición de líderes sindicales. Es que parte de los mecanismos de democratización de la vida sindical implica permitir que se puedan elegir a sus dirigentes a través de votaciones reales, libres, directas y secretas.
En Entrevista con HuffPost México, De la Garza explica que un fenómeno arraigado en el sindicalismo son las elecciones simuladas, a través de “asambleas de papel”. Estas reuniones podían o no realizarse, y solo bastaba que se redactara un documento en el que se daba validez a un proceso de votación ilegítimo.
La coerción del voto es otra práctica abusiva ampliamente utilizada, en la que se manipulaba el voto de los trabajadores a través de mecanismos económicos, políticos y hasta físicos.
Ante las amenazas de cambio, el abogado prevé que los líderes sindicales, que ahora participan en las mesas de análisis y que aún cuentan con un poder político importante, opongan resistencia a una reforma que podría contravenir sus intereses.