Por: Eduardo Sánchez
Ayer, en Pueblo Viejo, la llamada “cuna” de Navojoa, fiesteros y promeseros de la Etnia Mayo continuaron las tradicionales celebraciones con motivo de la Cuaresma.Esteban Jusacamea Yocupicio, cobanaro mayor, informó que en cinco días de rituales, que comenzaron el Miércoles de Ceniza, no se han registrado mayores incidentes en Pueblo Viejo, uno de los ocho pueblos mayos, junto a Tesia, Conicárit, Cohuirimpo, Etchojoa, El Recodo, El Júpare y Huatabampo.
Señaló que los fariseos intensificaron los recorridos por calles y casas de la zona, en cumplimiento de sus mandas, lo que llevarán a cabo hasta Semana Santa, con la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo.
Dijo que esperan que no haya agresiones contra ellos, como sucedió en años anteriores, lo que obligó a “credencializarlos”, y si otras personas no creen en ellos, que por lo menos los respeten.
Mencionó que el primer conti en Pueblo Viejo resultó exitoso, como todos los años, para refrendar ésta que es una de las principales celebraciones de Cuaresma, una procesión pagana-religiosa que no ha perdido vigencia a pesar del largo tiempo transcurrido.
Jusacamea Yocupicio explicó que durante el conti se lleva a cabo el jinanqui, ritual donde durante varias horas hay rezos, danzas de los fariseos, pascolas y devoción hacia las figuras religiosas de Cristo y la Virgen María.
Indicó que en este se realiza una velación, para que Cristo salga a hacer su recorrido que simboliza su ida a los ocho pueblos de Israel a llevar su Evangelio.
Invitó a todos los habitantes de Navojoa y de la región del Mayo para que presencien los contis, así como las celebraciones durante los días de Semana Santa, porque son costumbres dignas de apreciar y valorarse, porque son nuestras tradiciones, muy bonitas, parte de nuestra cultura y que nos dan identidad”.
Manuel Maldonado Osuna, rezador de la tribu, dijo que estas celebraciones se remontan a “cuando llegaron los jesuitas, buscando la fe que tenían los españoles de cómo hicieron sus raíces y sus usos y costumbres que a la fecha se han conservado”.
Los españoles implantaron estas prácticas a nuestros antepasados, dijo, a fines del siglo XVI, y a partir de ahí comenzó el proceso de evangelización de los indígenas, que posteriormente adoptaron estas creencias a sus tradiciones y festejos, realizando actividades actualmente en parte de lo que aprendieron y otra parte basados en el legado tradicional de sus antepasados.