Cócorit. La última acequia del lugar; nostalgia del ayer ¿recuerdas alguna?
De los arroyos que pasaban frente a las casas del pueblo colonial, ahora queda como referencia “el canalito” de la familia Murrieta Ochoa
Entrar a la casa de la Familia Murrieta Ochoa es retroceder en el tiempo al pueblo de Cócorit de hace 60 años, donde "según los mayores del poblado", en algunas calles las acequias las recorrían pasando frente a los hogares lo que daba pie a árboles frondosos, amplia vegetación así como diversas especies de animales.
Pero hoy ya no es así. La única vivienda sobreviviente que da cuenta de esa época y cómo la naturaleza era parte de ella es la del señor Francisco Murrieta Rubio y la señora Belem Ochoa Zamorata.
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Tras el fallecimiento de "El Ruso", como también se le conocía, y de la señora Belem, fueron sus hijos quienes heredaron su “paraíso” y quienes ahora disfrutan de la paz y tranquilidad de la naturaleza que ofrece la acequia ubicada casi frente a la puerta de su casa, sobre la calle Matamoros.
Las acequias son zanjas o canales por donde corre el agua para regar cultivos u otros fines.
Con nostalgia, la joven Anahy Méndez Murrieta recordó que cuando era pequeña, junto a sus hermanos y primos recorrían el extenso terreno de sus abuelos y solían bañarse en las aguas del "canalito”, por lo que no tenían la necesidad de visitar balnearios.
Ahora son sus hijos y sobrinos quienes disfrutan de sumergirse en las aguas provenientes del Canal Porfirio Díaz, el cual se ubica a las orillas del pueblo y cuya existencia es de más de 400 años.
EL RECORRIDO DE LAS ACEQUIAS
David Zamudio Valenzuela, excomisario de Cócorit, comentó que las calles Mariano Escobedo, Constitución, 16 de Septiembre, Pesqueira y Antonio Valdez Herrera, son algunas de las calles por las que pasaban el agua.
Siendo la Plaza de Armas, el punto principal en donde desembocaban las aguas, y que hasta la actualidad sigue presente frente a la emblemática Iglesia de Cócorit.
Narró que en la Plaza de Armas existía una gran cantidad de vegetación derivada del agua que "bajaba" procedente de la sierra, las cuales contenían sustancias minerales que servían de abono a las plantas.
Zamudio Valenzuela mencionó que las familias de Cócorit tenían sus propios huertos, donde sembraban papayas, duraznos, tomate, entre otras frutas y verduras que formaban parte de la alimentación sana que acostumbraban consumir los ciudadanos, además, que plantaban rosales frente a sus viviendas, los cuales daban una vista agradable al espectador.
La razón de eliminar “los canalitos” comentó, fue porque se pavimentó el canal Porfirio Díaz, quedando sólo una toma de agua para las tierras de cultivo, a un costado de la calle Matamoros.
MEDIO AMBIENTE
De acuerdo al experto al medio ambiente, el académico Martín Villa Ibarra, el recorrido que hacían las acequias en Cócorit servían para disminuir al menos dos grados de la temperatura en temporada de calor.
“Al final de cuentas era una fuente de agua refrescante para las plantas y se les acabó, pero hidráulicamente hablando era desperdicio, porque esa agua se perdía, no se usaba para otra cosa”, comentó.
Sin embargo, mencionó que esos canales no afectaban al medio ambiente, sino que abrían posibilidades para el crecimiento de las especies frutales y vegetales, donde existía una gran cantidad de aves.
Villa Ibarra expresó tal entorno brindaba un buen ambiente para la polinización de las abejas y mariposas que se adaptaban perfectamente a la naturaleza del lugar.
Parte de las historias del ayer que se vivían en Cajeme, y que hoy suelen compartirse a las nuevas generaciones que ya no les tocó vivir esa época.