La vecina de Pueblo Viejo asegura que cuando era adolescente le gustaba bajar a las márgenes del río para disfrutar de la sombra de los árboles y del agua que venía directamente de la Presa Adolfo Ruiz Cortines ("Mocúzari").
"Eran otros tiempos, porque recuerdo que se juntaba toda la familia en el río para disfrutar del agua que, en aquel entonces, no estaba contaminada. Había gente que se ponía a pescar y también muchos se bañaban", rememoró.
Comenta que, en la parte del pequeño puente, antes las personas pescaban charales, cauques, mojarras y llegaban hasta lobinas del embalse.
"Eran tiempos muy bonitos, porque las familias se reunían y podían ahí mismo, en el lugar, comer pescados que sacaban", compartió.
La mujer, de 57 años de edad, señaló que otra de las cosas que más añora es la concurrencia de mujeres del pueblo, que bajaban a lavar ropa.
María de los Ángeles ahora aprovecha un predio que tiene uno de sus hermanos en las márgenes del cauce natural para habilitarlo como estacionamiento en Semana Santa.
Con todo y problemas de salud, la mujer limpió el terreno para delimitar alrededor de 50 cajones y que los visitantes puedan estacionarse cerca de los atractivos y juegos mecánicos.
Asegura que desde la administración del ex alcalde Alberto Natanael Guerrero López a la fecha ha mejorado la afluencia de vacacionistas y visitantes al Río Mayo, gracias a que han contemplado incluir en el programa atractivos para niños y también para adultos.
La seguridad, la limpieza y el control del alcohol en el afluente han sido puntos a favor para que se incremente el número de visitantes, destacó.
Hace tres décadas, en el río también se podían observar patos, tortugas y otras especies, pero la contaminación por aguas negras ha afectado a la flora y la fauna.
De acuerdo con algunos investigadores, en el afluente se pueden encontrar metales pesados que rebasan la Norma Oficial Mexicana (NOM) por las aguas residuales y los desechos que llegan por las granjas porcícolas.
En el Río Mayo desde hace muchos años se pueden encontrar una serie de parásitos, entre ellos la amiba de vida libre, que puede llegar a causar la muerte de una persona.