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Un niño de 3 años, víctima más joven de Nueva Zelanda



Sin embargo, el viernes, cuando un hombre armado irrumpió en la mezquita donde Mucaad estaba sentado con su hermano mayor y padre, fue la juventud de Mucaad lo que lo dejó tan vulnerable.

En el caos que siguió cuando las personas huían de las balas, el pequeño se separó de su familia.

El domingo, su hermano Abdi Ibrahim dijo que la policía confirmó lo peor: su amado niño estaba muerto.

Cada una de las 50 vidas perdidas en la despiadada descarga de violencia perpetrada por un supremacista blanco dejó una dolorosa herida en esta unida ciudad, sin embargo, la muerte de Mucaad, con sus grandes ojos cafés y sonrisa dulce, golpeó con una ferocidad particular.