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Rescatistas mexicanos viajan a Alemania





El comandante general de la Brigada, Rafael Mar­tínez, explicó que el Gobier­no Alemán contactó a la organización para recibir al grupo que envió ese país para apoyar en el sismo de septiembre de 2017.

La organización trabajó de manera conjunta con el grupo de rescatistas ale­manes, con quienes cola­boraron en la evaluación de inmuebles y estableci­miento de protocolos para la coordinación de otros grupos de rescate durante el sismo de ese año.

Fue así como surgió la invitación para recibir una capacitación conforme a los protocolos europeos de una dependencia de las Organización de las Nacio­nes Unidas para desastres internacionales; el grupo busca ser el más calificado del país para responder en emergencias con protocolos de primer nivel.

Los seis rescatistas viajarán a Düsseldorf, Alemania, a un centro de entrenamiento en el que recibirán capacitación durante 10 días, se trata de una especialización en apuntalamientos y estruc­turas colapsadas.

“Aun cuando han pa­sado años de la tragedia del 85, México y los países latinoamericanos no han tenido el desarrollo de otros países en tecnología, protocolos, herramientas y formas de atender estas emergencias”.

En su opinión, es nece­sario que México cuente con homologación en crite­rios de actuación, para que cuando lleguen grupos de diversos países se puedan sumar de manera más efi­ciente.

Expuso que el entre­namiento para los cursos fue provisto por ISAR Ger­many, (International Search and Rescue) y el grupo de rescate alemán con el que se trabajó durante el sismo de 2017, que patrocinaron a la brigada con la capacitación, hospedaje y pasajes.

Sin embargo, cada uno de los viajeros tuvo que invertir recursos económi­cos para la actualización de los equipos con los que trabajarán durante el en­trenamiento y que oscilan entre 15 mil y 18 mil pesos, aunque estimó que el curso por persona tiene un valor de unos tres mil euros.

La coordinadora de En­lace Rotario en la Brigada Rotaria de Seguridad y Rescate, Dulce Soto, carga­ba en su mochila, además de su equipo de entrena­miento, dulces y botellas de tequila para sus homólogos alemanes.

Pero también llevaba el orgullo femenino debido a que se piensa que el tra­bajo de rescate es sólo para hombres; “siendo mujer es un orgullo representar la parte femenina en el rescate y mostrar a todos que en los entrenamientos todos somos iguales, que el género no es límite para hacer cosas que se pien­san que están solamente destinadas a los hombres”, comentó.