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Regalo en el Alto Golfo
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Según informaron ayer desde la dependencia, la Secretaria tendrá un encuentro, en San Felipe, Baja California, con presidentes de federaciones y cooperativas de pescadores, a quienes desde el pasado mes de febrero les retiró el pago de compensaciones económicas que recibían para mantener sus redes fuera del agua.
En esa región hay un tema que traspasa las fronteras: la inminente extinción de la vaquita marina. Pero a pesar de discursos y promesas, la funcionaria no se había dignado a ir personalmente a ese sitio donde la amenaza de la violencia se hace cada vez insostenible.
Quizá para ella el tema no es de tanta trascendencia, pero para quienes viven del mar y les tienen prohibido ingresar a él para sacar los productos con los cuales pueden llevar el alimento a sus familias, representa un problema de alta magnitud, prácticamente de vida o muerte.
Y en ese tortuguismo de la servidora pública, la zona del Alto Golfo está lleno de personas que a veces ni siquiera son de ahí, pero que bajo el argumento de extraer algunas especies se llevan también la totoaba entre las prohibidas redes que desde abril de 2015 se decretó que no entrarían a las aguas del golfo.
Ah, pero como el 27 de mayo próximo vendrá a México una misión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, a doña Josefa se le "ocurrió"que debe estar en la región.
Sí, porque los integrantes de esa organización internacional vienen precisamente a verificar las acciones que se desarrollan para la protección de la vaquita marina y el combate a la pesca furtiva de totoaba.
Va a responder la señora, de seguro, que ella ya presentó la "Iniciativa para la Sustentabilidad del Norte del Golfo de California", pero no saldrá de su boca seguramente que ese documento fue elaborado en un escritorio de la Ciudad de México y que no cuenta con la opinión de los pescadores ni les ofrece opciones productivas concretas ni inmediatas para la subsistencia de sus familias.
Es más, el gobierno norteamericano ya dijo que ese programa del gobierno mexicano no responde a las exigencias de cuidado para las especies que deben protegerse, como se desprende de los alegatos presentados por el Departamento de Comercio a un juez del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos para mantener el embargo pesquero contra el Golfo de California impuesto en agosto de 2018.
¿Qué va a pasar, entonces, en el Alto Golfo de California?
Nadie duda que se necesita proteger a una especie endémica como la vaquita marina y de la cual no quedan más allá de 15 animales.
Pero también a los pescadores los ponen entre la espada y la pared con las medidas tomadas para ese fin y muchos de ellos no tienen en ocasiones la manera de llevar alimentos a sus familias.
Se trata de un problema de múltiples factores, pero que hasta el momento no ha contado con una sola salida adecuada tanto para la protección de la especie como para mejorar las condiciones de vida de los pescadores.
Un sano equilibrio debe prevalecer en esta enorme responsabilidad. No se trata de destruir un ecosistema, pero tampoco de dejar a la buena de Dios a los hombres del mar.
Por eso, la reunión de este día en San Felipe, Baja California, deberá tener, con toda seguridad, muchos momentos álgidos, pero también deberá enseñorearse la prudencia y el buen diálogo, a fin de llegar a acuerdos que, en definitiva, salven a dos especies: la vaquita marina y la humana.
Tan importante una, como la otra.
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francisco@diariodelyaqui.mx