Periodistas salen a la calle

Por: Eduardo Sánchez

Como un verdadero bal­de de agua fría cayó sobre el gremio perio­dístico el asesinato de Santiago Barroso Alfaro en San Luis Río Colorado.


Bien sabemos los que nos dedicamos a este, el mejor oficio del mundo, sobre los riesgos a que nos enfrentamos y, al me­nos en casos muy conocidos, no hay temor, pero nadie está pre­parado para la muerte.



Hoy en día son múltiples los peligros para los comunicado­res, de prensa, radio, televisión o internet, provenientes de va­rias fuentes: los delincuentes, los funcionarios o los enemigos que se hace uno a la hora de emitir opiniones.



Por ello, los periodistas de Sonora salieron ayer a las ca­lles y se plantaron frente a instituciones de gobierno para reclamar seguridad a la hora de ejercer la profesión.



Es lo menos que deben ofre­cer quienes trabajan y reciben un sueldo gracias a los impues­tos que en cada quincena le descuentan incluso a los perio­distas.



Sin tener elementos de prue­ba, no se vale hoy culpar a al­gún sector en especial sobre la desaparición física de los perio­distas en cualquier parte de So­nora, México o el mundo.



Sobre lo que sí debe alertarse es de aquellos psicópatas que, incrustados en el poder, público o privado, se creen intocables y quieren solamente ser objeto de adulaciones, sin críticas a los malos pasos que, como seres humanos, son proclives a dar en el quehacer diario.



Hay, los he visto y oído, quie­nes alaban a los periodistas en público pero en lo oscurito de­sean que desaparezcan y no in­daguen algo sobre sus sesgados caminos en la política o como malhechores, cuya línea, por lo demás, es muy delgada entre ambas instancias.



El asesinato de un periodista más, es oportunidad para acer­ca al gremio y fortalecer lazos profesionales para hacer a un lado aquellas voces que desde diversos ámbitos amarran na­vajas, mediante componendas económicas, entre los comuni­cadores.



A quienes sí aceptan sus "chayotes" los consideran ami­gos y, por supuesto, enemigos a quienes los critican e incluso forman su círculo de "medios clave" como vía para colocar in­formación, "privilegiada"según ellos, que desean sea leída por ciertos sectores.



Esa manera de actuar debe terminar ya porque esas actitu­des hacen vulnerables a los me­dios ante otros enemigos prove­nientes de la delincuencia y que intuyen que el gobierno jamás va a esclarecer un ataque con­tra esos comunicadores.



¿Hasta cuándo los periodis­tas seguirán indefensos? Hasta que se unan.



Porque hoy en día el uso discrecional de la publicidad para congraciarse o aplicar el garrote se debe precisamente a que no se ha sabido defender el derecho de los medios a recibir de manera igualitaria la publi­cación oficial porque se trata de dinero público, no de los bolsi­llos de los gobernantes.



El día en que los del poder dejen de ver la venta de la dig­nidad como espacios publicita­rios, entonces la democracia de este país irá clarificándose.



Mientras tanto, la unidad gremial debe ser fortaleza ante los embates recibidos desde cualquier frente.



No hay de otra.
Comentarios: francisco@dia­riodelyaqui.mx

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