Por: Eduardo Sánchez
Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira, dice el adagio.Pues será el sereno, pero hay veces que, sinceramente, que quisiera mejor rajarme. La verdad que no es fácil, creo que para nadie, salir adelante cada día sin hastiarse de tanta estupidez humana; de lo insensibles que nos hemos vuelto en el afán diario de corretear la chuleta; de atentar con la poca belleza que aún le queda a esta ciudad; de tanta corrupción pública y privada; del dolor en el cuerpo que se hace viejo; de la añeja ansiedad que nos carcome el presente; del eterno círculo vicioso de los políticos que sin talento alguno, sólo buscan cómo servirse con una cuchara cada vez más grande en un pueblo cada vez más pobre.
Sí, cansa que hasta los focos y las plantas de casa se roben; enfada ver basura por todos lados y docenas de drenajes colapsados. Harta esa música tan de mal gusto en la radio, pero no más que esos que con micrófono en mano se dicen locutores y no hacen más que denigrar el oficio; enfada lo común que es confundir el sexo con el amor y duelen los crímenes del día y de no hablar otro idioma más que el del dinero.
Pesa el que nadie entienda a nadie y fastidia el querer que los niños no crezcan, mientras ellos se mueren por ser grandes; y lo difícil que es ser un buen amigo y más aún tenerlos; y no es nada bueno que las heridas solo se curen con alcohol o con el tiempo; y que sean los recibos por pagar lo único que te hagan saber que comienza un nuevo mes. Cansa, todo eso te va cansando, lo mismo que las cucarachas y los zancudos que ya comenzaron a salir.
Pero, momento, estamos olvidando que cada quién ve alrededor sólo un reflejo de lo que es. No olvides que nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira, y si esto es cierto, entonces te pido que nos prestes tu cristal para verlo todo como tú lo miras, aunque sea por un ratito, mientras se nos pasa el enfado, que yo, mientras, le seguiré pidiendo a Dios que me dé fuerzas para no rajarme y para que no me se me pudra el alma.
LOS “TIRABICHIS”
Mis respetos para esos humildes hombres que cada tercer día se llevan lejos todos nuestros desperdicios sin hacer caras. Trabajan sumergidos en el hedor nauseabundo de la basura y de algún animal en descomposición que alguien tuvo a bien ponerlo en el cesto, misma pestilencia que impregna su ropa y sus pulmones, y ellos ahí están, dándole, mientras sus familias los esperan en casa sobreviviendo con los raquíticos sueldos que nuestros gobiernos les pagan, y mientras ellos comen en algún restaurante de lujo.
“La realización espiritual consiste en ver claramente que no somos lo que percibimos”
Eckhart Tolle
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