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Nacional / México

Mujeres descompuestas


Será baja autoestima o el instinto natural por la procreación lo que las motiva a estar con alguien que mucha de las veces no vale la pena en lo absoluto, y llegan a cambiar todo por su compañía, al grado de dejarse hundir junto con él en las drogas, el alcohol y en la decadencia con tal de darles gusto.


Quizás sea la falta de parámetros claros sobre lo que, por su esencia superior, casi divino, les compete, pero cada vez es más co­mún ver damas descompuestas a nuestro al­rededor; mujeres que intentan hasta hablar tan soezmente como el hombre promedio— lo que, por cierto, no les va en lo más mínimo; no les queda , viéndose doblemente mal—. Sí, cada vez hay más mujeres que desatien­den a sus hijos para dedicarse a la disipación sin freno, sin pensar en que los niños pueden crecer sin padre, pero no sin madre. Olvidan que el ejemplo que dan a sus hijos es igual de valioso que el amor de madre.

Cada día más en nuestra tierra están na­ciendo niños afectados de madres adictas, hi­jos que luego son aventados, literalmente, con las abuelas o parientes para que se encar­guen de ellos, siendo esos abuelos o familia­res quienes absorben de golpe todo el dolor y la tristeza que implica criar un pequeño con malformaciones, con problemas sicomotrices, con síndrome de abstinencia, con ataques epilépticos, con retraso mental y otros mucho problemas de salud. Los padres que los en­gendraron también son responsables, pero, es caso perdido, cuando no se cuenta con una madre consciente y responsable del milagro de dar vida a un ser.

No estoy inventando, es cuestión de inves­tigar un poco en los hospitales de la ciudad esto que está pasando y que parece no tener fin. La mujer tiene una función trascendental en nuestra sociedad, de ella depende en gran parte, quiera o no, la salud física y mental de las nuevas generaciones. La mujer será siem­pre la esperanza de un mundo mejor.

Es cierto lo que dice la doctora en Ciencias Marcela Lagarde, etnóloga y antropóloga mexicana, de que la mujer actual experimenta una especie de sincretismo como resultado de su crecimiento entre dos paradigmas de vida, pues por un lado existe una cultura machista, donde persisten roles de sumisión, sentimien­tos de dependencia y una dominación fuerte de los hombre hacia ellas y su familia, afirma, y al mismo tiempo son educadas en una con­dición moderna, que implica la independencia, autonomía, igualdad en las relaciones con los varones, ascenso laboral y académico que las sitúa en un conflicto interno y con los demás, lo que al parecer les está complicando aún más las cosas, unido a la violencia y discrimi­nación y en muchísimas ocasiones son las úni­cas responsables de mantener el hogar y de realizar las laboras propias de la casa, lo que las está orillando a querer parecer al hombre y ahí están las consecuencias. Si se descompo­ne la mujer, se descompone el mundo, y eso no tendría arreglo.

“Mujer, yo sé que tú lo entiendes, hay un niño pequeño dentro de cada hombre, por fa­vor recuerda que mi vida está en tus manos” John Lennon
Jesushuerta3000@hotmail.com