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Mariscal, refuerzo de la LMP


Es muy ágil para escabullirse, incluso entre muchas personas, y rápidamente alcanza a colocarse en otro sitio donde no lo puedan poner out.


Aunque nunca ha estado en un club de beisbol profesional y antes de llegar a la posición en que hoy se encuentra le gustaba que lo alcanzaran, sobre todo los medios de comunicación, en casi cinco meses ha aprendido ya a correr muy rápido para escapar de cualquiera.

Al menos eso es lo que dicen los reporteros de la fuente de Pala­cio Municipal, pues señalan que el alcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado en cuanto termina un evento rápidamente sale del sitio y deja muy lejos a quienes lo quieren entrevistar.

Pero, además, tiene la ventaja de que varias personas, los guar­dias pues, lo rodean y así es muy difícil de alcanzar para los chicos de la prensa.

En lo dicho: Cajeme tiene muchos talentos para el corrido de bases.

¿“MALORO” SOLO?

Está tan caliente Hermosillo con el tema del alumbrado público que ni siquiera los dirigentes del PRI estatal o municipal se atre­ven a meter las manos al fuego por el ex alcalde naranjero, Ignacio Acosta, mejor conocido como “Maloro”.

Es más, el famoso Ernesto De Lucas Hopkins dijo, palabras más, palabras menos, que no puede criticar a la alcaldesa Célida López Cárdenas porque está haciendo las cosas bien, ya que él mismo dijo en campaña que revisaría la concesión del alumbrado.

Y es que los hermosillenses no pueden perder de vista el proble­ma tan grave que tienen encima con un servicio de alumbrado público tan oneroso, pactado así por “Maloro”:

El pago mensual por la con­cesión es de 16 millones 626 mil 666.28 pesos. El remanente del DAP, o Derecho de Alumbrado Público, después de pagarle a la CFE, es de 5 millones 945 mil 030 pesos, según proyección para el 2019.

En consecuencia, se tendrían que tomar 10 millones 300 mil 986 pesos mensuales de lo que se recaude del impuesto predial, básicamente, porque lo que se recauda de Traslado de Dominio es muy poco y así la Comuna se quedaría sin capacidad para acciones de beneficio colectivo.

Los enterados dicen que fue muy abusiva la forma en que redac­taron el contrato del fideicomiso porque los impuestos se irían a cuentas externas en el banco Multiva, que liberaría “lo que sobre” después de pagarle sus 16 millones 626 mil 666 pesos a la conce­sión.

¿Quién en su sano juicio autorizaría un contrato tan leonino?

LIBRO SOBRE EDIFICIOS DE ÁLAMOS

Pues suena bien eso de que ya está en la calle, por llamarlo de al­guna manera, el libro “Álamos, Zona de Monumentos Históricos”, una coedición del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Sonorense de Cultura.

De acuerdo a la información del INAH, con esta publicación, pre­sentada durante las actividades del Festival Alfonso Ortiz Tirado, dan inicio las celebraciones en Sonora por el 80 aniversario de esa institución.

Sólo para tener una idea de la importancia de esta colección, editada desde 2013 por el INAH para motivar a los lectores a la va­loración de las áreas del país con decreto de zonas de monumentos históricos, que a la fecha suman 59, la obra reúne una decena de textos, en su mayoría escritos por investigadores del Centro INAH Sonora, y despliega interesantes fotografías actuales e históricas.

La Zona de Monumentos Históricos de Álamos, ciudad fundada a finales del siglo XVII, comprende un área de 0.62 kilómetros cuadrados, compuesta por 59 manzanas con 188 edificios de valor histórico, cuyo eje rector es la Plaza de Armas, seguida por el trazo octogonal de calles, manzanas y lotes irregulares adaptados a la topografía del terreno.

“La composición urbana y arquitectónica crea una clara compli­cidad formal entre el espacio religioso y el habitacional de finales del siglo XVII”, advierte la arquitecta Martha Martina Robles Bal­denegro, autora del texto de apertura, titulado Zona de Monumen­tos Históricos, en el que da cuenta de la arquitectura de Álamos.

Así que a esos devoradores de libros históricos, hay que localizar esta nueva obra porque vale la pena estar bien informados sobre aspectos como el que los edificios agrupados en la Plaza de Armas de Álamos, en su mayoría del siglo XVIII, están elaborados con materiales de la región: madera de amapa y sabino, vara blanca, tierra, cantera y cal, y forman parte de los sistemas estructu­rales y constructivos con gruesos muros de adobes de tierra, en algunos casos combinados con cantería.