Según los testimonios, las víctimas fungían como colaboradores en el
tráfico hormiga de drogashacia Estados Unidos, y posteriormente fueron descubiertos por una célula de cártel rival.
Según conocidos de las víctimas, la pareja se trataba de una familia aparentemente normal, matrimonio por aproximadamente 20 años, comerciantes, y padres de tres hijos.
Las investigación indicó que los hechos sucedieron el miércoles 10 de abril, cuando el matrimonio salió de su casa, porque los había citado una persona vinculada al narcotráfico en una casa de la colonia Pedregal de Santa Julia en Tijuana, y llevaron a su hija Heidi a quien recogieron de la preparatoria y se encontraba con ellos.
Al llegar al lugar, se dieron cuenta que era una trampa, pues a los adultos los obligaron a entrar a la cajuela, donde les dispararon en la cabeza, mientras se llevaban a la menor adentro de una casa, donde fue abusada.
Como película de terror, los criminales dejaron ir a la chica, ordenándole que se llevara el auto, advirtiéndole que sus padres iban en la cajuela.