Por: Eduardo Sánchez
Aunque soy un permanente defensor de la libertad para que los ciudadanos se manifiesten cuando alguna inconformidad los intranquiliza, también soy partidario de que esas quejas deben presentarse a partir de la honestidad y la verdad, no para convertir el problema en una vía para el provecho económico personal.Durante los últimos meses la comunidad ha sido testigo de que la Asociación Civil "Unión y Fuerza Guaymense" tiene años generando clientelas a partir de derechohabientes del Seguro Social inconformes por la calidad del servicio, así como en el otorgamiento de incapacidades médicas.
Nadie niega que el IMSS tiene deficiencias. Ahí no se puede tapar el sol con un dedo, pero hemos visto cómo por años a este grupo dirigido por Francisco Villaflor se le atendió de forma prioritaria, en reuniones quincenales en la delegación y en el hospital de Guaymas.
Ahí se revaloraban sus casos y se les resolvía constantemente. Por lo regular las reuniones con los grupos organizados, reconocidos como tal, son mensuales.
Lo que sí es claro es que, como nos dicen fuentes confiables, los anteriores delegados del IMSS empoderaron a Villaflor, a tal grado que llegaba gritándole al personal médico y de apoyo en tono amenazante y vulgar, brincándose todo protocolo para procurar atención prioritaria para sus agremiados y generando molestia con el resto de pacientes.
Cuando no obtiene resultados favorables a la luz de los procedimientos legales, en las incapacidades por ejemplo, realiza plantones en las oficinas delegacionales, mismos que llegaban a durar meses con sus integrantes, en su mayoría enfermos, en condiciones inhumanas.
Estos intermediarios no nada más cobran cuotas a sus afiliados, sino que fungen como despacho jurídico y como gestores, llegando al grado de que el autollamado líder busca a los patrones de los integrantes de su Asociación y les extorsiona.
Hay un testimonio de un patrón que señala que en días pasados le solicitó 80 mil pesos para no denunciarlo por no tener dados de alta a un par de trabajadores. Ojalá y ese empresario presente una denuncia contra esto que puede tratarse ya de un negocio familiar.
A este grupo la gente ya los conoce como “los huachicoleros de las incapacidades”.
Según nos comentan, el actual Delegado del IMSS, Guillermo Noriega Esparza, se ha reunido con estas personas el 1 de abril, en Guaymas y además de amenazar con plantones se negaron a entregar copias de los expedientes y datos de contacto de cada caso por ellos "gestionado".
El pasado día lunes 29 de abril pasado instalaron un plantón y lonas en la parte frontal de las oficinas de la Delegación y al día siguiente el Delegado del IMSS los atendió de nuevo, aunque Villaflor no se encontraba y por lo tanto las citas concertadas caso por caso no fueron atendidas porque dijo a los derechohabientes que él debería estar presente.
Aún más, el jueves 9 de mayo, un manifestante señaló su deseo de sí atender a la cita pendiente con el Delegado y, según se sabe, 11 personas con asuntos de incapacidades platicaron con Noriega Esparza durante 50 minutos cada uno, aproximadamente.
Al ver resueltas sus peticiones, la mayoría de los manifestantes ya regresó a sus domicilios y el IMSS mantiene comunicación constante en torno a sus procesos, pero Villaflor permanece en casas de campaña con su círculo cercano frente al IMSS.
Los derechohabientes de Seguro Social con problemas de alguna especie deben saber que no necesitan de intermediarios para arribar a una solución dentro del marco legal.
Pero habrá que destacar que Guaymas es el primer lugar en incapacidades en Sonora, incluso muy por encima de e Nogales, que le dobla en derechohabiencia, quizá porque Villaflor ya se ha hecho de una buena clientela con este modus operandi.
Y aunque el hospital de Guaymas requiere ser sustituido pues ya rebasó su vida útil y su capacidad de atención, a 60 años de haber sido construido, por lo cual las autoridades del IMSS ya andan en la búsqueda de un terreno para la construcción de uno nuevo de 144 camas y 7 quirófanos.
Por lo que si bien reconocemos que la libertad de manifestarse es irrenunciable, también lo es, y hay que decirlo a Villaflor, que una cosa es Juan Domínguez y otra, su hermano Belisario.
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