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Hay que ser como niños




Esa frase bíblica alcanza para el ser humano una profundidad no solamente en el aspecto físico sino en el espiritual.

De esa expresión se deriva la creencia de que quien muere de niño se convierte en un angelito más en el paraíso celestial.

Y hoy se celebra precisamente a los menores.

El Día del Niño, como el de la madre, es algo casi sagrado aunque con el tiempo el aspecto co­mercial le haya ganado la partida en su esencia conmemorativa.

De muchos se dice que, aunque adultos, no han dejado de ser unos niños. Y eso, creo, es bue­no porque de alguna manera permite pasar por esta vida con la inocencia, la alegría, el despar­pajo propios de los primeros años.

Por eso, no nos caería mal recordar hoy el poe­ma que Enrique Rambal hiciera famoso: ¿Qué es un niño?

“Entre la inocencia de la infancia

Y la edad de la madurez,

Encontramos una criatura

Encantadora llamada niño.

Los niños vienen en diferentes

Medidas, pesos y colores, pero

Todos tienen el mismo credo:

Disfrutar cada segundo de cada minuto,

De cada hora, de cada día

Y de protestar ruidosamente, su última arma,

Cuando el último minuto se termina y

Los padres lo meten a la cama”.

Otro párrafo los describe:

Un niño es la verdad con la cara sucia,

La belleza con una cortada en el dedo,

La sabiduría con el chicle en el pelo

Y la esperanza del futuro

Con una rana en el bolsillo”.

Es solamente una probadita de ese hermoso poema que mueve a quienes han sido padres o a quienes están a punto de serlo, a amar más a sus hijos, muchos de los cuales ya se han vuelto hombres pero no dejan de ser niños.

Hoy y siempre, disfrutemos a los niños y aprendamos a ser como niños.
Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx