Por: Eduardo Sánchez
Por más que lleguen soldados y agentes policiacos a Cajeme, la nueva estrategia de ceder a los militares el control de los operativos contra la violencia, será fallida.
Y no es que uno sea experto en cuestión de seguridad, pero dicen, y dicen bien, que más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
También se habla de que, ante la violencia extrema, también deben aplicarse acciones extremas.
Porque el simple método de siempre de recorrer las calles en convoyes militares y policiacos será solamente para, primero, gastar más gasolina que de seguro el Ayuntamiento pagará, y, dos, asustará solamente por unos días a los malosos, pero en cuanto vean el lado flaco de la operación, que consiste en que los soldados nada saben sobre cómo opera el crimen aquí, seguirán con sus ejecuciones día y noche.
Lo que el alcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado debió ceder es el control de la corporación.
Según comentan algunos policías, al interior de Seguridad Pública siguen trabajando muy quitados de la pena los malosos de siempre, los que están ligados a las mafias delictivas.
Es más, sostienen, si los suman a los operativos, los malhechores conocerán paso a paso lo que andan haciendo soldados y policías y, en consecuencia, todo seguirá como siempre.
Parece ser, a menos que sea una sorpresa para los próximos días, que aquella lista de Francisco Cano Castro sobre los malos agentes colaboradores del crimen organizado, de nada va a servir.
Mientras sigan incrustados en las filas policiacas esos agentes, traidores a la confianza del pueblo, no se podrá avanzar.
Hay que pedir a la Federación que mejor tome el control de Seguridad Pública y, entonces sí, habrán de salir huyendo los que deben algo.
De otro modo, volverán a fallar.
A menos que hacerle al tío Lolo sea en realidad el objetivo de este espectáculo mediático.
CAMBIOS EN OOMAPASC
Y como todo parece indicarlo, quienes todavía no entienden aquello de la Cuarta Transformación en Cajeme parecen ganarle la carrera a quienes en verdad quieren cambiar las cosas.
En las últimas horas circuló ampliamente la versión de que, a causa de un crédito de 45 millones de pesos, al director general de Oomapasc, Rodrigo González Enríquez, le están pidiendo la renuncia.
Según se supo, el catedrático se niega a ceder a la presión de Desarrollo Urbano, y quizá de la Presidencia, de utilizar a la de ya un crédito por 45 millones de pesos autorizado por Cabildo, sólo que condicionado a ejercerlo cuando lleguen los recursos federales, en gestión, de tal manera que puedan aumentar la cantidad y así hacer más obras.
Pero hay a quienes "urge"gastar ese dinero, quién sabe en función de qué intereses. Y por ello quieren quitar a González Enríquez lo más pronto posible. En su lugar quedaría Guillermo Patiño Fierro, actual director Administrativo de Oomapasc.
Otras versiones sobre la salida del catedrático, cuya honestidad no está en duda, es que tanto Patiño Fierros, perredista-panista-priísta-morenista, como Fructuoso Méndez Valenzuela, panista-morenista, son los interesados en quedarse al frente del Organismo para hacer negocios al lado de un millonario regidor.
Está también la labor de Ascensión López Durán, secretario del Ayuntamiento, un hombre de izquierda, pero no morenista, a quien le achacan que se ha aliado a quienes montaron este espectáculo de quitar a quien no desean que siga sacando a flote la basura de Oomapasc, como la deuda del mismo Ayuntamiento con la paraestatal.
Ahora sí que quienes están en el Ayuntamiento están comenzando a mostrar el cobre.
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