Escucha la voz de su amada antes de morir de coronavirus
A través del teléfono, Maura le cantó a su esposo la canción que ambos bailaron en su boda, mientras él dejaba este plano para pasar al de los etéreos
Cuando el amor es genuino, trasciende más allá y orilla a las personas a hacer cosas que para muchos quizá resulten cursis o locuras, pero que en momentos como el que el mundo vive actualmente se convierten en los más puros actos de amor.
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"Estaba con él mientras murió", dijo Maura Lewinger a través de su cuenta de Facebook, quien recientemente perdió a su esposo, Joe, quien falleció en Nueva York a la temprana edad de 42 años, a causa de complicaciones derivadas del coronavirus.
La mujer, de la misma edad que su marido, compartió su historia para crear consciencia en las personas y no den por sentado que el Covid-19 no los convertirá en una cifra más del minúsculo y virulento enemigo.
Y aunque las víctimas mortales de mal son personas de la tercera edad y quienes sufren alguna enferemedad, como la diabetes, hipertensión, cáncer de pulmón o garganta, entre otras, también personas jóvenes son afectadas, como Joe.
El hombre, padre de 3 hijos y que extrañamente no tenía padecimientos crónicos, empezó a sufrir síntomas leves de coronavirus, como fiebre, que lo mantuvieron en casa; sin embrgo, al irse complicando fue necesario ingresarlo al hospital.
Como estaba en una zona aislada, Joe mantenía contacto con su familia mediante videollamadas; sin embargo, su salud poco a poco fue deteriorándose, hasta que el médico tratante habló con Maura y le informó que la situación de Joe cada día era peor.
Ella trataba de animarlo diciéndole que su familia lo necesitaría y a su vez le agradeció el ser un esposo maravilloso, quien la hizo sentir amada y valorada.
Justo antes de que Joe muriera, a través de videoconferencia, Marua interpretó para é la canción que ambos bailaron el día de su boda.
Joe partió de este mundo escuchando la voz de la mujer amada, y se sumó no a una estadística, sino al mundo etéreo, ese que al que solo con el corazón se puede acceder; ahí, donde sus hijos y su esposa lo verán cuando quieran con tan solo cerrar sus ojos.
