Enfermedad del legionario: La razón por la que debes dar servicio a tu aire acondicionado

Con la llegada de diversas olas de calor en México, muchas personas recurren al aire acondicionado para buscar alivio. Sin embargo, aunque estos sistemas son efectivos para refrescar los espacios, pueden convertirse en un peligro potencial al albergar la bacteria Legionella pneumophila, causante de la enfermedad del legionario.

La enfermedad del legionario es una forma de neumonía poco común pero grave, provocada por la infección de la bacteria Legionella pneumophila.

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SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD

De acuerdo con Mayo Clinic, esta enfermedad puede presentar síntomas entre dos y diez días después de la exposición a la bacteria. Los síntomas incluyen:

• Dolor de cabeza
• Dolores musculares
• Fiebre alta (40°C o más)
• Tos
• Falta de aliento
• Dolor en el pecho
• Síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos y diarrea)
• Confusión mental

¿CÓMO SE OCULTA LA BACTERIA LEGIONELLA EN LOS SISTEMAS DE AIRE ACONDICIONADO?

La Legionella se encuentra en el suelo y en fuentes de agua naturales sin causar infecciones. El problema surge cuando la bacteria se multiplica en sistemas de agua como los utilizados en algunos aires acondicionados, especialmente en aquellos que operan con enfriamiento a través del agua, comunes en edificios industriales o grandes.

Las personas se pueden infectar al inhalar gotas microscópicas de agua contaminada con la bacteria, que pueden dispersarse a través de los sistemas de ventilación. Aunque la propagación es rara, los brotes pueden ser serios y afectar a numerosas personas en lugares con sistemas de aire acondicionado centralizados.

PREVENCIÓN Y MANTENIMIENTO: CLAVES PARA EVITAR BROTES

La prevención de brotes de la enfermedad del legionario es posible con un adecuado mantenimiento de los sistemas de agua y aire acondicionado. Es esencial que los edificios implementen y sigan estrictos programas de gestión del agua, asegurando que los sistemas de enfriamiento sean controlados y limpiados regularmente.

Estas medidas incluyen:

• Revisión periódica de los sistemas de agua y aire acondicionado.
• Limpieza y desinfección regular de los sistemas.
• Control de la temperatura y desinfección del agua utilizada en los sistemas de enfriamiento.

Al seguir estas recomendaciones, se puede minimizar el riesgo de infecciones y proteger la salud de los ocupantes de los edificios.

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