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Las Plumas

Tadeo

Y eso es mucho decir, porque nuestro México qué herido siempre ha sufrido los embates de los corruptos gobernantes

Jesús Huerta Suárez

Dicen que uno ve el mundo según lo que trae en su corazón, pero yo no lo creo. Este dicho me parece una forma fácil de evadir nuestra realidad y nuestra responsabilidad en la construcción del México que todos anhelamos. Lo que sí no se puede negar es que los “buenos” son los más, pero no están haciendo mucho por mejorar las cosas.

Y es que nunca, nunca en mi larga vida había visto una sociedad y un gobierno tan descompuesto. Nunca. Y eso es mucho decir, porque nuestro México qué herido siempre ha sufrido los embates de los corruptos gobernantes, la violencia del crimen organizado y del desorganizado, los abusos del poder y todas las desgracias que suelen generar las mentes enfermas por la falta de educación y cariño. Para muestra de lo que digo bastan algunos botonones: cada vez más desapariciones forzadas de personas, feminicidios en aumento, violaciones a menores de edad, fosas clandestinas por doquier, perdidos en las adicciones, asesinatos de periodistas, gobernantes que la juegan al mesías mientras el país se cae a pedazos, polarización de la sociedad a grados inauditos, niños regados producto de pasiones clandestinas, todo está sucio y roto a nuestro alrededor y, ahora, la profanación de la tumba de Tadeo para llenarlo de droga y utilizarlo como “burro” para meter droga a la cárcel para luego tirarlo a la basura…¿no es esto algo que ni el mismo diablo haría?

Pero, ¿Por qué están las cosas así?; ¿Estamos cosechando todos los demonios que la mayoría de los medios de comunicación mexicanos sembraron durante años en el corazón de la gente? ¿Es culpa de las redes sociales? ¿Siempre ha sido así pero no nos enterábamos? ¿Es que en realidad nos gusta sufrir? ¿Es que Dios ha muerto?

¡No sé!, pero creo que bien nos haría esforzarnos en ser mejor personas. Ayudaría servir al prójimo hasta donde nos sea posible, pero en serio. Nos serviría participar en política de manera desinteresada o al menos como críticos serios, sin filias ni fobias. Nos convendría ponernos en contacto con la naturaleza y el mundo animal para hacernos más humanos; de mucho serviría tomar en serio nuestra responsabilidad como ciudadanos y, por último, pero no menos importante, entrarle al tema de nuestro desarrollo espiritual y el despertar de la conciencia, si es que no queremos que la patria siga hundiéndose en el infierno.