Desde siempre ha representado un problema la búsqueda para comerciar los productos agrícolas cosechados por los agricultores de las diferentes regiones del país.
Y puede ser que la mayoría de los productos que se producen en el campo mexicano estén en la misma situación de venta, y que, en cada ciclo, según lo que se produzca.
Lo que determina que, desde que se dio de baja a la empresa paraestatal Conasupo en 1999, no se ha logrado establecer un proceso adecuado a todo lo que corresponde a la comercialización nacional de los productos agrícolas.
Principalmente a los denominados como granos y oleaginosas, que desde la desaparición del precio de garantía que otorgaba un precio base a la producción, no se ha logrado certidumbre agrícola.
Porque ahora no hay mercado seguro con precios definidos en el mercado mexicano, y al ser esa la situación, los productores venden sus cosechas en la intermediación.
Y sí, la venden, pero a precios bajos, con castigos y pagos a destiempo, lo que hace que los productores agrícolas lleguen a salir casi parejos con sus costos de producción al ver sus reducidas utilidades.
Se llega a cuestionar si es mejor la intermediación que la producción, porque no hay aplicación de todo el peregrinaje para lograr producir lo que las familias tendrán en su mesa.
Y como la situación de producir agricultura es problemática, se da el desánimo en los productores de siempre para continuar haciendo agricultura con el objetivo de producir alimentos.
Con ello, muchas regiones se quedan sin producir porque ya no es negocio y, además, porque en los tiempos actuales el cambio climático hace que no exista agua disponible para hacerlo.
Lo que hace pensar que la autosuficiencia alimentaria nacional sea una meta difícil de cumplir en el futuro inmediato, considerando las características que presenta el proceso de producir y de comercializar.
En ese objetivo, si la prioridad es tener completa la disposición de los alimentos para el mercado mexicano, es importante presentar con oportunidad la información de comercio y pago de la producción.
Y, además, si en ese propósito también va incluido el apoyo que otorgará el Gobierno federal a los productores, logrará que el esquema productivo y de comercialización vaya creando certidumbre.
Donde también, además de certidumbre en el comercio agrícola, se requiere infraestructura de almacenamiento y transporte para no obligar a los productores a vender sus cosechas a precios desfavorables.
También se establece como necesario que los medianos y pequeños productores cuenten con información efectiva sobre los precios de mercado de los productos y compradores.
Y lo mismo, que en ese organismo público regulatorio exista la mediación para que no existan problemas de pago por las cosechas, porque hoy en día en el mercado agrícola existen riesgos elevados.
Es cierto que muchos organismos de apoyo a los productores agrícolas no existen más, pero en el interés de su extinción deberían aparecer otros que sustituyeran sus funciones de manera mejorada.
Bueno, eso si la política agrícola nacional está dirigida a la autosuficiencia alimentaria, porque además de todo, con la llegada del TLC, la necesidad alimentaria está solventada por la producción externa.
La realidad indica que la protección a la producción nacional y a sus productores debe ser prioridad para alcanzar las metas alimentarias, porque no es lo mismo que se produzca aquí a que venga de fuera.
DEL ESCRITORIO
Se dice que las metas de crecimiento económico del país se verán más firmes cuando se revise y firme el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá. Y puede ser cierto, porque el primer socio del mercado estadounidense todavía será la producción mexicana, que con el tiempo deberá buscar otras canastas... Aunque estén a la orden del día los aranceles, las exportaciones mexicanas no se han visto interrumpidas, y eso es bueno porque aleja el problema de la recesión que muchos dicen... En el camino hacia una mejor economía mexicana, es totalmente positivo que se haya reducido la pobreza de 13.5 millones de mexicanos.