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Las Plumas

Médico desaparecido

Familiares de la víctima han esbozado que en el hospital se niegan a proporcionar los videos completos de la tarde de la desaparición

Francisco Gonzalez Bolon

La desaparición del doctor Carlos Ignacio Ríos, la tarde del pasado martes 17, ha causado mucha angustia a sus familiares, como es obvio, pero también a los integrantes de la comunidad médica regional, aunque no sabe aún la causa real de su ausencia.

Tanto la familia como sus amigos y compañeros médicos han ganado la calle para pedir ya paz, pues a pesar de que la Policía señala que los delitos van a la baja, la realidad, la terca realidad, siempre se niega a reconocer algo que es mentira.

Por supuesto, hay quienes celebran haber descendido un milímetro en la percepción ciudadana sobre inseguridad, sin ver los metros de desconfianza que crecen como la espuma.

Pero, pues, ya se sabe que siempre será así, ya que las autoridades defenderán lo que supuestamente están haciendo y la comunidad juzgará si es cierto o no.

En el caso del médico, las especulaciones sobre su “levantón” han estado a la orden del día, pues hay quienes creen que pudo deberse a que en una reciente balacera hubo algunos integrantes del crimen organizado heridos y sus compañeros decidieron llevarle al médico para que los atienda.

Ojalá esto sea así y pronto podamos verlo de regreso con su familia.

Otros señalan que el hecho de que en el hospital donde el doctor trabaja se negaron a hospitalizar a unos heridos, también delincuentes, pero como él estaba al frente de Urgencias, le tocó darle la negativa a esas personas y como es la segunda ocasión en que le pasaba, quizá por ello se han vengado con él, aunque la decisión es de los directivos de la clínica, no de él como empleado.

Pero también se ha sabido que el muchacho está de novio con una dama que también tiene una relación con una persona de una ciudad vecina, pero que no anda en buenos pasos, y quizá las autoridades estén tomando como una fuerte línea de investigación este aspecto surgido durante las investigaciones, solamente que la mujer se ha negado a cooperar ampliamente con las autoridades.

Los familiares del doctor han esbozado, según se sabe, que en el hospital se niegan a proporcionar los videos completos de la tarde de la desaparición del joven, que supuestamente iría a unas oficinas de la familia a trabajar para la especialidad que está cursando, pero al día siguiente su hermana notó que no había llegado a su turno y fue cuando el drama familiar comenzó.

Como quiera que sea, cuando una familia está bien segura de que uno de los suyos no anda en malos pasos, siempre desea irrumpir con mucha energía en la solicitud de que el caso se esclarezca rápidamente, pero habría que recomendarles algo que pareciera imposible quizá, pero que debe tenerse: paciencia.

De por sí las investigaciones de este tipo de casos no se sabe que sean efectivamente realizadas, ahora que parece ser las autoridades le están metiendo los kilos, deben esperar a que haya resultados, aunque si nos ponemos en los zapatos de los familiares, se desea que los análisis en proceso tomen celeridad porque desean ver a su ser querido pronto.

Ojalá y en las horas próximas las autoridades del ramo puedan decir el curso de este caso para que la comunidad cajemense, la de los médicos y la familia puedan tener certeza sobre lo ocurrido y se dejen de hacer especulaciones que en nada contribuyen ni al esclarecimiento ni a la angustia de padres y hermanos del doctor.

Cajeme ya necesita paz, pero ese estado de civilidad nunca va a llegar si las autoridades insisten en dar números alegres y guarecerse en la llamada “burbuja rosa” en la cual todo es distinto a la realidad.

Y lo menos real en este Municipio es que la violencia tiene declives fuertes. Todavía los abrazos no surten efecto.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com