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Las Plumas

Malas calles y el baile

Al presidente le tocó conocer de cerca los baches cajemenses y le recordaron mejorar las vías; contestó con invitación a ver a los Tigres del Norte

Francisco Gonzalez Bolon

Pues ojalá y ahora sí sea verdad eso de que desde la Federación van a ayudar a Cajeme para repavimentar las calles.

Ya de promesas los ciudadanos están hartos. El alcalde Javier Lamarque Cano es buen gestor y eso hace renacer la esperanza de que por fin los recursos prometidos para mejorar las vialidades puedan aterrizar.

No es, no será, una tarea fácil reconstruir las calles.

Entre la falta de mantenimiento, obras de mala calidad y las lluvias (¿podemos agregar a los neoliberales? Digo, para estar a tono con las excusas) han hecho un buen trabajo para destruir la carpeta asfáltica al grado de ser hoy considerada Ciudad Obregón como la capital del país… en número de baches.

Sí, se desbancó de ese sitio a Hermosillo, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que mostró cómo el 96.5% de los obregonenses de más de 18 años identificó que la mala calidad de las calles y avenidas son su principal problema.

Lo curioso, y preocupante al mismo tiempo, es que, como deslizan las versiones periodísticas, los habitantes de este municipio ven más como problema la falta de vialidades buenas que el cotidiano derrame de sangre a causa de los pleitos entre narcotraficantes.

Con todo y que las autoridades proclaman a los cuatro vientos que los números de la violencia están cediendo terreno a la paz, no deja de haber día en que los moradores de esta parte de la patria sepamos de uno o dos muertos, mínimo.

¿Será acaso más fácil acostumbrarse a la muerte que a la presencia de baches?

Digo, no vamos a ser extremistas. El problema de las calles en mal estado no es de hoy.

Ni tampoco el alcalde que se acaba de ir (¿cómo se llama?) tuvo la culpa, pero habrá que cargarle a su cuenta que fue el primero en caer en las mentiras mañaneras: le prometieron muchos recursos para arreglarlas, pero ese dinero fue, como luego dicen, puro jarabe de pico.

El domingo que anduvo por aquí el presidente de la República le tocó conocer de cerca los baches cajemenses, pero hubo también ciudadanos que le recordaron la necesidad de mejorar las vías urbanas y rurales porque están para el arrastre. Fiel a su costumbre de sacarle al bulto, lo que contestó fue una invitación a ir a la Ciudad de México a ver a los Tigres del Norte.

Ojalá y alguien pudiera además decirle que para arreglar de una vez por todas el lío ese de las cunetas lunares en las calles, de una vez le entrara al financiamiento de la tubería para agua y drenaje que ya tienen muchos años de vida o que de plano ya desaparecieron y, de pasada, la construcción de un drenaje pluvial profundo que evite no solamente las inundaciones sino el deterioro futuro del pavimento.

Digo, Ciudad Obregón se lo merece si es que se quiere atraer inversión foránea o convertirla en la sede de una terminal aérea de carga, que implicará la movilización de mucha más gente y automóviles por la ciudad y sus alrededores.

Ya basta de vías intransitables o, como dice la voz popular, de primera porque si pones la segunda velocidad los automóviles se destrozan.

Chistes aparte, sería saludable que ahora si llegaran a las autoridades municipales los recursos suficientes para mejorar las calles y modernizar una ciudad que ha perdido brillo precisamente por el descuido de sus habitantes, las triquiñuelas de muchos de sus gobernantes y la apatía general a participar en una mejora continua en la calidad de vida.

Habrá que encomendarle al Presidente Municipal que sea terco en sus gestiones para que el dinero prometido por el Ejecutivo federal llegue a la Tesorería lo más rápido posible.

A menos que, como buenos políticos, solamente hayan expresado de los dientes para afuera la voluntad de ayudar a Cajeme y que en realidad lo que estén pensando sea, de nueva cuenta, llevarnos al baile… ahora el de los Tigres del Norte.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com