Lejos de Dinamarca
Dicen que prometer no empobrece, pero sin duda prometer más de lo que realmente se puede cumplir, siempre le deja una deuda enorme a quienlo promete
Dicen que prometer no empobrece, pero sin duda prometer más de lo que realmente se puede cumplir, siempre le deja una deuda enorme a quien lanza el compromiso.
Así, enorme es la deuda que dejará el presidente López Obrador en el sistema de salud mexicano, el cual prometió llevarlo a mediados de su sexenio a niveles de países como Canadá o del Norte de Europa. De hecho, en algún momento prometió déjalo al nivel de Dinamarca.
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La triste verdad es que a menos de un año de que concluya su sexenio, la realidad se está imponiendo al universo paralelo del mandatario y también a los pésimos resultados de su política de salud, conducida de facto por el infame Hugo López Gatell.
Hace unos días la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer su “Panorama de la Salud 2023”, en donde México es uno de los países con algunos de los peores indicadores en salud de las naciones que integran el organismo.
Para empezar el gasto en salud en nuestro país durante 2022 ascendió a 5.5% del Producto Interno Bruto (PIB), solo por arriba del 4.3% de Turquía. En contraste, en los países de la OCDE fue de 9.2% y en Dinamarca fue del 9.5%.
En términos per cápita, el gasto en salud por habitante en México asciende a mil 181 dólares, el peor de la OCDE, mientras que el promedio de los países del organismo es de 4 mil 986 dólares y en Dinamarca de 6 mil 280 dólares.
Este gasto acotado para salud tiene como consecuencia que nuestro país presente fuertes carencias en materia de infraestructura y personal médico.
Por ejemplo, en camas de hospital el promedio nacional es de 1.0 por cada mil habitantes, mientras que el promedio del organismo es de 4.3 y en Corea del Sur de 12.8.
En el caso de los médicos en ejercicio, México tiene un promedio de 2.5 por cada mil habitantes, mientras que en Chile es de 2.9, en Dinamarca de 4.4 y en Grecia es de 6.3.
Por otra parte, la salud preventiva del país es también de las más deficientes, ya que el 36.0% de la población mayor de 15 años padece obesidad y el 16.9% de los adultos padecen diabetes. En ambos casos, México es primer lugar en estas enfermedades dentro de los países que integran la OCDE.
Como referencia, en Japón solo el 4.6% de la población mayor de 15 años padece obesidad, mientras que en Irlanda solo el 3% de los adultos tienen diabetes.
Como resultado de este bajo gasto de salud, deficientes niveles de infraestructura y personal médico, y alta prevalencia de enfermedades crónicas, la expectativa de vida en nuestro país es de las más bajas entre países de ingresos medio y alto.
En nuestro país la expectativa de vida actualmente es de 75.4 años, una de las más bajas de la OCDE, y muy inferior a los 81 años de Chile y Costa Rica, y los 84.5 años de Japón.
Estos datos son contundentes: México está muy lejos de alcanzar la promesa del presidente López Obrador de tener un sistema de salud igual o mejor que el de Dinamarca.
Las medidas para mejorar nuestra situación son obvias: Primero se requiere un gasto público en salud mayor, reforzar la información sobre la salud de la población, y contar con más y mejor preparados profesionales de la salud.
Lamentablemente para 2024 el incremento real en el gasto federal de salud apenas rondará apenas el 2%, lo que es claramente insuficiente para mejorar y elevar la cobertura del servicio a la población y acabar con el desabasto de medicamentos que aún persiste.
Los efectos del golpe que significó para el sistema de salud la desaparición del Seguro Popular y su sustitución por el Insabi y ahora por el IMSS Bienestar, demorarán años en superarse, pero es una tarea impostergable.
Twitter: @GomezReyna