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Las Plumas

Hotel Tecate: Un vestigio de la historia de Cajeme en el olvido

Ante esto, varias personas, por teléfono o en persona, se mostraban dispuestas para ofrecer colaboraciones a fin de recabar el dinero requerido


Se ha escrito mucho sobre el llamado Hotel Tecate, pero siempre habrá algo que agregar.

El hecho principal de que este inmueble se haya conocido y se le siga tomando en cuenta, es que en ese edificio coincidieran por algún tiempo las oficinas del Cabildo Municipal y el llamado Bar Minerva. De no haberse dado esas coincidencias, quizá nadie habría reparado en él, así como nadie de los que ha escrito acerca del Cajeme viejo, hace referencia a las demás direcciones donde estuvieron instaladas las oficinas del Gobierno Municipal.

 No se tiene fecha exacta de la construcción de este edificio.  Sin embargo, por información de descendientes de sus primeros dueños, señalan que su edificación se dio entre los años 1931 y 1933, del siglo pasado.

Aunque el objeto principal de su construcción fue el de que sirviera de hotel, de principio no se le dio ese giro y en realidad muy poco tiempo cumplió ese objetivo.

Este edificio, en la historia de Cajeme, fue por mucho tiempo el más alto que existió en pueblo y  la ciudad y sólo se le conocía  como el edificio de tres pisos. 

Antes de albergar las oficinas del Gobierno Municipal, fue dado en arrendamiento a la familia Stirling, quienes hicieron arreglos con la empresa cervecera, la cual instaló sobre su techo el anuncio de esa cerveza, siendo de ahí donde le vino su nombre. Pero en realidad, nunca se le registró así.

Después llegaría a instalarse ahí el Cabildo Municipal, tras varios años y varias administraciones de andar como judíos errantes.  El Cabildo ocuparía los pisos segundo y tercero, en él despacharon dos alcaldes, Vicente Padilla Hernández y el general Miguel Guerrero Verduzco.

Ninguno en sus administraciones completas.

El Cabildo de Cajeme permaneció en él poco más de tres años.  Padilla Hernández llegó ya iniciada su administración y el general Guerrero Verduzco despachó en ese local poco menos de tres meses a partir de su toma de posesión como alcalde.

Sin embargo, en esas instalaciones, el cabildo de Cajeme atravesó por serias dificultades de las que no se han hecho mención.

Padilla Hernández llegó a la alcaldía precedido de serun hombre de izquierda, sin embargo, su llegada a la alcaldía no fue por ningún partido político de esa corriente política, sino por el partido PNR, antecesor del Partido Revolucionario Institucional, PRI, apoyado también por el gobernador del Estado general Abelardo L. Rodríguez.

Su administración se formó de la siguiente manera.

Presidente municipal: Vicente Padilla Hernández; síndico procurador: Rosario G. Valdez;

Regidores: Tomás Oroz Gaytán: Agricultor; Bernabé Arana León: Ejidatario colectivo; Eusebio Montero Morales: Profesor; Rafael Gil Miranda: Empleado de Irrigación;Saturnino Zaldívar: Líder Ejidal; Miguel F. Ansaldo: Contador; Matías Méndez Limón: Líder agrario; Secretario del Ayuntamiento: Saturnino Zaldívar; Tesorería: Miguel F. Ansaldo; Oficial Mayor Primero: Timoteo Barba Hurtado; Oficial mayor segundo: Agustín Portillo.

A Padilla Hernández se le vinieron serios problemas a raíz de las elecciones de Julio de 1949. Se le acusó de delito electoral al declarar  ganador al participante por el Partido Popular, Saturnino Saldívar, el problema se agravó llegando al máximo el día 29 de julio, en el que cita a junta extraordinaria y expone: Debemos resolver que debe hacerse en relación a la averiguación previa que realiza la procuradora general de Justicia del Estado de Sonora, por órdenes del gobernador, sobre supuestas omisiones a la Ley Electoral imputadas al Ayuntamiento de Cajeme, peligrando que se lleven a cabo las ordenes de aprensión sobre los miembros de la comuna.

En cuanto a esto, se acuerda que Vicente Padilla se traslade a la ciudad de Nogales a tramitar un amparo, quedándose a cargo de la Presidencia Municipal el regidor Bernabé Arana león.

El juez de Distrito en el Estado, con residencia en Nogales, Sonora, concede el amparo haciendo la notificación el juez de Primera Instancia del Ramo Criminal, licenciado Víctor Manuel Puebla Castro. En cuanto a esto, se les fijó a cada miembro del Cabildo una fianza por $6.000.00 Pesos.

Contaba Aquejando Méndez Limón, que también en el mismo edificio se encontraba las oficinas del Ministerio Público y ya formalizada la orden de aprensión en su contra, el agente del Ministerio Público subió al despacho de Padilla Hernández a enterarle de su situación y esté completamente encolerizado le contesta: Vaya usted licenciado a changar mucho a su madre.

Al hacerse públicas las órdenes de aprensión, un gran número de personas permanecieron en las afueras del edificio, para evitar que fueran ejecutadas.

También ante esto, varias personas, tanto por teléfono como personalmente, se mostraban dispuestas para ofrecer colaboraciones a fin de recabar las sumas de dinero requeridas, ofreciendo para ello cantidades en efectivo o en bienes. El lugar permaneció vigilado por la ciudadanía varios días, hasta que el Gobierno del Estado cedió en sus imputaciones.

Al llegar el tiempo de cambio de poderes, este se llevó a cabo en ese edificio, Padilla Hernández no presentó su tercer informe públicamente, este se dio por escrito. De las obras realizadas en su gestión administrativa, entre otras pudieron contarse: La construcción del edificio del Palacio Municipal con un costo de 548 mil 684 pesos; adquisición de una moto conformadora con costo de 54 mil 400 pesos; construcción de edificio de una escuela primaria en Cumuripa, con costo de $ 9 mil 321 pesos; además la creación del Departamento de Tránsito Municipal y para esto la adquisición de una motocicleta que costó 4 mil 500 pesos; adquisición de un automóvil Ford Coupre, para uso del jefe del Municipio, con costo de $9 mil 331 pesos, también la construcción de una cárcel preventiva en la Colonia Plano Oriente.

El dieciséis de septiembre se da el cambio de poderes, donde Vicente Padilla Hernández le toma protesta al nuevo presidente municipal, general Miguel Guerrero Verduzco.

Dadas las tensas relaciones entre el Gobierno Estatal ya en manos de Ignacio Soto y el Gobierno Municipal todavía representado por Padilla Hernández, esta es la ceremonia de cambio de poderes más corta en la historia del Municipio, ya que como se asienta en acta, solo duró quince minutos. La ceremonia dio inicio a las once horas y terminó a las once horas con quince minutos.

El general Miguel Guerrero Verduzco permaneció en ese edificio hasta el día 30 de diciembre de 1952, siendo al siguiente día, día último del año, cuando se inauguran el edificio que actualmente ocupa el Cabildo de Cajeme.

Un dato curioso y relevante: De acuerdo a dicho de descendientes del señor Miguel Kuraica, primer dueño del edificio, durante el tiempo que los poderes municipales permanecieron en él,ninguno de los dos alcaldes cubrió el costo de la renta.

En cuanto a esto, y de acuerdo a datos plasmados en actas, al tomar posesión el alcalde número 21, señor Faustino Félix Gastélum, al hacer revisión de cuentas se encontró con una deuda de 24 meses de renta, que el señor Ricardo Laborin, dueño del local, exigía su pago.

El edificio donde hoy se albergan los poderes municipales, habiéndose construido en la administración de Padilla Hernández, a este no se le invitó a la inauguración.

El Municipio de Cajeme se ha caracterizado por el hecho de que, a lo largo de su historia, ninguno de sus representantes ha mostrado preocupación por preservar o recuperar sus vestigios históricos, incluso han mostrado completo desinterés en ellos.

El caso del Hotel Tecate, es uno de los más significativos.

Sin embargo, la ciudadanía sí muestra interés en ellos. En el último de los casos quizá eso sea lo que valga, aunque no pueda hacer mucho para preservarlos o recuperarlos.

El Hotel Tecate es uno de los pocos vestigios históricos con que cuenta Cajeme.

Han pasado 75 años de que se dieron los sucesos antes narrados, desde entonces, por el Cabildo de Cajeme han desfilado más de treinta y cinco alcaldes, ninguno de ellos ha mostrado interés por este vestigio de la historia cajemense.

Quizá algún día la historia se los reclame, es lo más seguro.