Por: Eduardo Sánchez
Inicia otro round en la pelea por la introducción del gasoducto Guaymas-El Oro.La Juez Séptima de Distrito dice finalmente que no se afecta a Loma de Bácum con el paso de esta obra que, de siempre se ha dicho, trae progreso, pero que en el caso actual ha traído hasta el momento solamente sangre, divisionismo mayúsculo entre los indígenas yaqui, un preso político y una enorme corrupción.
Los habitantes de Loma de Bácum estaban seguros de contar con un resolutivo judicial a su favor, aunque sabían de las complejidades del Poder Judicial y estaban preparados para una decisión de este tipo.
A partir de ahora cuentan las horas para elevar a otra instancia sus argumentos y mantener la lucha en defensa del territorio indígena que la fuerza del poder económico y político quiere avasallar.
Del por qué el cambio de ideas en el Juzgado Séptimo en torno al caso, los yaquis no quieren discutirlo ahora, pues están conscientes de que en México se mueven el viento conforme el que más sople.
Pero es un acicate para tomar con bríos una nueva fase de sus anhelos de impedir que las trasnacionales sigan haciendo en este país lo que les pegue la gana, solamente por tener el poder económico, el cual puede saciar ambiciones de funcionarios y personas sin escrúpulos.
Quedan aún muchos pasos por dar en este asunto. Empresarios y funcionarios interesados en el tema lo saben y el festejo por una instancia superada no puede convertirse en triunfo final sino que debe tomarse exclusivamente como el escalar otro peldaño.
O bien puede aprovecharse este espacio como una oportunidad para tratar de reconstruir el tejido social dañado con tantas agresiones, de uno y otro lado, física y verbalmente, y lo cual ha servido para evidenciar, sobre todo, cómo se busca manipular el resultado final de una decisión mal tomada.
Porque desde el inicio de los acercamientos entre autoridades, empresarios y Tribu Yaqui se dejó al descubierto que las cosas no se deseaban hacer de la manera correcta.
Eso de tratar de sacar los “acuerdos” en la mesa de restaurantes y no en las comunilas de los yaquis es más que suficiente para señalar que la tal “consulta” de que se habla fue puro atole con el dedo.
Que a la Juez la “convencieron” de que así fue, pues es otra cosa, pero los involucrados en esa acción, provenientes incluso desde el gobierno panista de Guillermo Padrés Elías, saben bien que hubo acciones indebidas que no por estar en contra de los usos y costumbres de la Tribu Yaqui, cuando la sociedad quiera considerar obsoletos, dejan de ser condenables.
Para todos, la lección es que el diálogo debe prevalecer, pues en este caso se ha visto cómo desde instancias oficiales se ha alentado a un grupo contra otro y se ha llegado incluso al derramamiento de sangre, al secuestro de activistas y hasta la cerrazón judicial para liberar a quien hoy es considerado un preso político.
Pero si cada protagonista se monta en su macho y solamente quiere que sus chicharrones truenen, nunca se llegará a buen puerto.
Es hora de sanar heridas. Si no se entiende así, entonces esos que se consideran políticos la verdad están evidenciando que en realidad solamente son títeres del poder económico.
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