Las Plumas

Funcionarios de casilla

Una llamativa actitud

Funcionarios de casilla

Quizá como en ninguna otra parte del país, en Sonora se ha venido manifestando una llamativa actitud que tiene que ver con los denominados funcionarios de casilla. Resulta claro que esta es una evidencia que toca directamente en principio al proceso electoral en curso. No es tanto que éste se haya puesto en riesgo por una cierta conducta ciudadana de la que es preciso ocuparse el día de hoy.

Sucede, en efecto, para decirlo rápido, que en una entidad como la nuestra se ha producido casi hasta finales de abril una curiosa declinación que involucra a más de 5 mil 469 ciudadanos que resolvieron no actuar como funcionarios de casilla en la elección de junio venidero. El problema (si es que lo hay, como quizá lo haya) es que ya habían aceptado serlo. Y prácticamente de un día para otro (por decirlo de esta manera) avisaron que siempre no.

El problema, como se infiere, acaso estribe en ubicar pronto a otros miles de ciudadanos que acepten desempeñar en las casillas un quehacer muy concreto o definido. La situación, hasta donde es posible advertirlo, no está todavía en rango de crisis. Por lo menos así hay que inferirlo tras tomar nota de algunas apreciaciones que al respecto hizo la vocal de Participación Ciudadana y Educación Cívica de la Junta Local del Instituto Nacional Electoral en Sonora. En efecto, Janet Piteros Méndez señaló que los 5,469 funcionarios que prefirieron no serlo representan el 16% del total de operadores de ese nivel que se requieren.

No estará de más quizá apuntar cuáles son los tres municipios sonorenses donde se ha producido la negativa (quizá un tanto tardía) de ciudadanos para no involucrarse como funcionarios de casilla, cuando de hecho se contaba ya con su participación aceptada y declarada. Las razones que esgrimieron para retractarse de una tarea que habían aceptado cumplir, fueron en el sentido de que el día de las elecciones les toca trabajar y no tendrán permiso para dejar sus labores. Otros indicaron que el 2 de junio estarán de viaje o que de plano tienen que cuidar a un familiar enfermo.

Es claro que razones como las anteriores pueden ser tan creíbles o verosímiles como cada quien quiera asumirlas. El caso es que ahora las autoridades electorales tienen el compromiso de encontrar los relevos pertinentes, lo que ojalá hayan logrado en estas alturas, cuando, por supuesto, el día de acudir a votar se acerca a pasos agigantados. No estará de más señalar que, para asumir este compromiso que se avecina, en Sonora se instalarán 3 mil 914 casillas, las que ocuparán 28 mil 926 funcionarios para encargarse de todos los aspectos que involucran la emisión del voto.

Por lo visto, y en buena hora, habrá que señalarlo, a pesar de todo, la elección en Sonora no está en riesgo, según lo dejó en claro la vocal del INE, Piteros Méndez. En ello es y debe ser preciso confiar. Aunque nunca estará de más o de menos (como se quiera postular) hacer todo lo posible para evitar que una situación como la descrita renglones arriba crezca o se multiplique en el resto de la entidad, más allá de tres municipios en particular, como los ya anotados.

En este sentido no es posible ignorar, por ejemplo, el caso de Cajeme, donde, por lo visto, el INE y su respectiva junta distrital han venido enfrentando dificultades para ajustar del todo el monto de funcionarios de casilla que se necesitan para solventar el próximo compromiso electoral. De un total de 5 mil 211 funcionarios de ese nivel que se necesitan, se ha venido dando a notar un faltante de 600 operadores en el importante nivel de las casillas. Este planteamiento fue formulado por Noely Zamudio Olivares, vocal ejecutiva de la 06 Junta Distrital de Cajeme.

Así están las cosas en este importante apartado del andamiaje electoral que tiene que ver con los funcionarios de casilla. Más allá de la óptica que se quiera utilizar para examinar esta situación, se estará de acuerdo que lo deseable será siempre que los ciudadanos no recaten su involucramiento en las tareas electorales que definan las autoridades respectivas. Por supuesto que no hay de por medio ninguna obligación legal para que así ocurra. Pero convendrá no perder de vista la importancia que siempre han tenido los funcionarios de casilla en la buena marcha de las elecciones el mero día que éstas se llevan a cabo.

Ojalá que las cosas al respecto sigan siendo así y el próximo compromiso electoral tenga la presencia de servidores de tan buen nivel y eficiencia, como son los ciudadanos que asumen estar en las casillas y prestar así un servicio invaluable. Tal es la verdad…

armentabalderramagerardo@gmail.com