Estados Unidos
Cuando a nuestros vecinos les da un resfriado, a nuestro país le da pulmonía
Para nadie es un secreto que el ciclo económico de México está íntimamente ligado al de los Estados Unidos, por lo tanto, como diría un clásico: Cuando a nuestros vecinos les da un resfriado, a nuestro país le da pulmonía.
Por ello, es de preocupar como en las últimas semanas las expectativas en torno a la economía estadounidense para este 2022, que apenas inicia, se han vuelto cada vez más pesimistas.
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Luego del descalabro de -3.4% que sufrió ese país en 2020 a causa de la crisis generada por la pandemia de Covid, en 2021 su recuperación fue espectacular, ya que logró un crecimiento del 5.5%, muy por arriba del 4% que se esperaba inicialmente.
En el caso de México, en 2020 el retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) fue de -8.2%, y aunque inicialmente se esperaba para 2021 un crecimiento de sólo 3.5%, se estima que finalmente cerró por arriba del 5%.
Esta recuperación extraordinaria de la economía americana, que favoreció a la mexicana, fue impulsada por una pronta reapertura de actividades económicas, gracias a la ambiciosa campaña de vacunación que comenzó el gobierno estadounidense en diciembre del 2020.
También fue producto del uso intensivo de estímulos fiscales y monetarios para reactivar la economía, impulsados al final de la administración de Donald Trump y los cuales continuaron con Joe Biden.
Esto influyó en el importante repunte de las exportaciones mexicanas y en los niveles récord que alcanzaron las remesas que enviaron los paisanos a sus familias, lo que permitió amortiguar la falta de apoyos y estímulos por parte del Gobierno federal para reactivar nuestra economía.
Pero a partir del tercer trimestre del año pasado, las cosas comenzaron a cambiar.
La llegada de la variante Delta y la crisis en las cadenas de suministro han provocado una desaceleración importante del crecimiento en Estados Unidos, pasando a más de 6% en la primera mitad de 2021, a solamente 2.3% en el tercer trimestre.
Además, la inflación en ese país cerró el año pasado en 6.8%, muy por arriba de los pronósticos iniciales de 2.2%.
Esto ha obligado a la Reserva Federal (FED) a aumentar las tasas de interés estadounidenses, lo que se traducirá en menores niveles de liquidez y crédito en la economía norteamericana y, por lo tanto, en un menor crecimiento.
Por otra parte, la ola de contagios de la variante Ómicron y la aparición en Chipre de la variante Deltacrom, podrían afectar la actividad económica a inicios de este 2022, ya que las empresas luchan contra el ausentismo laboral, la escasez de mano de obra y además los consumidores comienzan de nuevo a quedarse en casa para evitar enfermarse, lo que igualmente repercute en la recuperación.
Un ejemplo de esto son las aerolíneas, las cuales tuvieron que cancelar cientos de vuelos en plena temporada navideña y continúan haciéndolo estos días, por la escasez de personal que se ha contagiado de Covid.
Es un hecho que la economía americana resentirá el retiro de los estímulos fiscales del Gobierno, que comenzó desde finales del 2021, además de la normalización de la política monetaria por parte de la FED.
Adicionalmente, el ambicioso paquete de infraestructura y gasto social de 1.75 billones de dólares propuesto por Joe Biden, conocido como Build Back Better (Reconstruir Mejor), se ha topado con serios obstáculos para ser aprobado por el Senado estadounidense y no se descarta que pueda sufrir recortes, lo que también tendría efectos nocivos en la recuperación.
Por todo esto, los expertos prevén que este año la economía americana crezca 3.9%, mientras que para México los pronósticos apuntan en promedio a un 2.8%, aunque los más pesimistas ya vaticinan una tasa menor al 2%. No queda más que esperar lo mejor, preparándonos para lo peor.
Twitter: @gomezreyna