Por: Eduardo Sánchez
Es sabido que la identidad pública de Paulo Díez se marcó por su lucha contra OHL hace una década y con el apoyo opaco de Infraiber, de Pedro Topete, para cuestionar a cada instante a la constructora de origen español… por lo que ahora resulta extraño que no haga referencia a la firma que encabeza Juan Villar-Mir en los actos de cohecho imputados al ex director de Pemex, Emilio Lozoya.Es imposible olvidar que el abogado expuso múltiples ocasiones el manejo nada ortodoxo de las finanzas de la antigua OHL así como de los casos que se presumió de sobornos que le costaron el cargo al José Andrés de Oteyza como director en México y a funcionarios públicos. Pero las campañas de Diez pueden tener otro tipo de motivaciones en cuando menos dos casos: uno es el Caso Lezo que investigó la Audiencia Nacional de España sobre comisiones que se acusó a OHL de entregar a media docena de políticos locales a cambio de obra pública. Ahí, Paulo Diez en lugar de coadyuvar con las autoridades para profundizar en la naturaleza de esos pagos offshore, se esforzó en conectar la antigua división de concesiones de OHL con una compañía totalmente independiente, la australiana Aleatica-IFM que encabeza Ken Daley que compró las concesiones de la hispana en el mundo. Tan seria es la separación que el año pasado Aleatica acusó de incumplimiento grave a OHL por tres obras con valor de 500 millones de dólares… pero el abogado optó por mirar a otro lado.
El segundo es Lozoya: un esfuerzo serio contra la corrupción implicaría que Diez exigiera indagatorias adicionales de los contratos de OHL con la petrolera mexicana y así apoyar a la Auditoría Superior de la Federación que encabeza David Colmenares, pero se enfoca en embarrar a Aleatica cuando no tiene contratos de Pemex.
En ambos casos el proceder de Diez tiene dos alcances: generar la distracción (voluntaria o involuntaria) sobre OHL (que por cierto está a punto de ser comprada por CAABSA de Mauricio Amodio), lo cual salvaguarda a la familia Villar-Mir; pretende espantar a los inversionistas australianos con “el petate del muerto” por razones aún desconocidas.
EPCOR-SACYR, PASAN LAS DE CAÍN
Sólo les pagaron el anticipo (20%) de los 431 millones de pesos con los que ganaron la licitación para construir la Ampliación de la T2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y hasta ahí. Las empresas de Diego Gutiérrez y Enrique Alonso no han podido cobrar más aunque los tiempos aprieten para entregar la obra. ¿La razón? Pues al parecer el AICM a cargo de Jesús Rosano no tiene dinero (o no lo ha gestionado con suficiente ahínco) para pagar ese trabajo… pero, al parecer esa situación se extiende para todos los demás proveedores y contratistas de la añosa terminal capitalina. ¿No que se trata de infraestructura clave para el sistema metropolitano de aeropuertos?
ACELERAR EL CRECIMIENTO
En medio de la guerra intestina en el grupo gubernamental que ha traído bajo fuego granado al coordinador del gabinete económico, Alfonso Romo busca retomar cuanto antes la riendas de las acciones de gobierno para impulsar el crecimiento en la generación de riqueza pues la recesión en que vive el país amenaza con frustrar los importantes objetivos de justicia y equidad planteados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (y que beneficie a los grupos más radicales y menos demócratas de la 4T), por lo que se espera se apriete el acelerador. Una pieza clave para ello es la posición que asumirá Carlos Noriega al frente de Nafin y Bancomext.
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