El 4 de octubre de 2025, solemnidad de San Francisco de Asís, el Papa León XIV firmó la exhortación apostólica Dilexi te ("Te he amado"), inspirada en Jeremías 31,3: "Con amor eterno te he amado". Este documento, estructurado en cinco capítulos y 121 numerales, se convierte en un llamado pastoral y espiritual a reencontrar a Cristo en los rostros de los más necesitados. La exhortación nos recuerda que la fe auténtica se mide en actos concretos de amor, justicia y cercanía hacia quienes la sociedad suele ignorar.
ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO
La exhortación se divide en cinco capítulos:
- Algunas palabras indispensables: Introduce el tema del amor a los pobres como expresión esencial de la fe cristiana.
- Dios opta por los pobres: Reflexiona sobre la opción preferencial de Dios por los pobres y su cercanía a los más débiles.
- Una Iglesia para los pobres: Destaca la misión de la Iglesia de servir a los pobres y reconocer en ellos el rostro de Cristo.
- Una historia que continúa: Recorre la tradición de la Iglesia en su atención a los pobres a lo largo de los siglos.
- Un desafío permanente: Llama a la acción concreta y continúa en favor de los más necesitados.
CITAS CLAVE DEL DOCUMENTO
- Numeral 3: "La caridad hacia los más necesitados es la expresión más clara de nuestra fe y la medida verdadera de nuestra vida cristiana".
- Numeral 7: "Abrir las puertas de los templos, no sólo para la oración, sino para la acogida de aquellos que carecen de todo".
- Numeral 20: "Sin contemplación y oración, la caridad se vuelve simple filantropía; con fe y oración, cada gesto se transforma en encuentro con Cristo".
- Numeral 25: "Cada rostro que encontramos en necesidad es un espejo donde Dios nos revela su rostro misericordioso".
Estas citas subrayan la inseparabilidad entre la fe y la caridad, invitando a una vivencia auténtica del amor cristiano que se traduce en acciones concretas hacia los más necesitados.
Desde los primeros numerales, el Papa León XIV enfatiza que la caridad no puede ser abstracta. El numeral 3 afirma con fuerza: "La caridad hacia los más necesitados es la expresión más clara de nuestra fe y la medida verdadera de nuestra vida cristiana". Este recordatorio sitúa al pobre en el centro de la misión de la Iglesia: amar es actuar y actuar es amar. La exhortación nos invita a no reducir la fe a la oración personal o a la rutina litúrgica, sino a vivir la espiritualidad de manera tangible en cada gesto de justicia y solidaridad.
El numeral 7 profundiza esta idea, llamando a las comunidades parroquiales a abrir sus puertas: "Abrir las puertas de los templos, no sólo para la oración, sino para la acogida de aquellos que carecen de todo". Cada pobre, cada migrante o desplazado es presentado como un sacramento vivo, un encuentro real con Cristo. Esta perspectiva nos invita a reconocer que cada acto de caridad es también un acto de contemplación, donde el amor a Dios se refleja en amor al prójimo.
El Santo Padre dedica varios numerales a la denuncia de la indiferencia social y la desigualdad estructural. En los numerales 12 y 13, escribe: "No podemos permanecer indiferentes ante la opulencia que olvida la dignidad humana, ni delegar a fuerzas económicas la responsabilidad moral de atender a los más vulnerables". Sin un tono político directo, el Papa interpela la conciencia de todos los fieles, recordando que la auténtica fe se manifiesta en justicia y acción concreta frente a la pobreza y la marginación.
El numeral 16 aborda específicamente la cuestión de la migración: "Recibir al migrante, ofrecer protección y acompañamiento, constituye un acto espiritual que purifica el corazón y ensancha la comunidad de creyentes". Aquí, el Papa León XIV une la reflexión teológica con la acción social, mostrando que la caridad es inseparable de la vida comunitaria y que la Iglesia encuentra su sentido pleno en quienes más sufren.
Además de la acción, el documento subraya la importancia de la formación y la espiritualidad para sostener la caridad. En el numeral 20 se lee: "Sin contemplación y oración, la caridad se vuelve simple filantropía; con fe y oración, cada gesto se transforma en encuentro con Cristo". Esta frase refuerza la pedagogía espiritual de la Iglesia: el amor activo debe alimentarse de la oración, la vida sacramental y la reflexión teológica. Así, los fieles no solo hacen el bien, sino que lo viven profundamente, convirtiendo cada obra de misericordia en una experiencia espiritual transformadora.
Los numerales 22 a 25 detallan caminos concretos para integrar la caridad en la vida diaria: programas de acompañamiento, redes de apoyo, atención a migrantes, a familias en crisis y a quienes enfrentan exclusión social. El Papa insiste en que la misión no consiste en iniciativas aisladas, sino en construir comunidades donde la solidaridad sea parte integral de la existencia cotidiana. Como sintetiza en el numeral 25: "Cada rostro que encontramos en necesidad es un espejo donde Dios nos revela su rostro misericordioso". Esta imagen poética resuena con la espiritualidad que nos invita a ver más allá de la necesidad material y percibir en cada persona el llamado de Dios.
La exhortación también invita a la Iglesia a vivir la caridad como un estilo de vida permanente, no como un gesto ocasional. Esto se refleja en la reiteración de que la fe auténtica se demuestra en actos concretos, en la mirada compasiva, en la ayuda silenciosa y efectiva, y en la creación de espacios de encuentro y apoyo. Nos recuerda que la caridad tiene rostro humano y que cada acción, por pequeña que parezca, es significativa en la construcción de un mundo más justo y solidario.
LA CENTRALIDAD DEL AMOR Y LA INTENCIONALIDAD DEL DOCUMENTO
Dilexi te no es sólo un conjunto de directrices; es un llamado a la intencionalidad del amor cristiano. La exhortación nos insta a integrar la caridad en todos los aspectos de la vida, reconociendo en cada pobre un rostro de Cristo. La Biblia, fuente de inspiración para el documento, fundamenta esta misión: Mateo 25,40 nos recuerda que "lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis", mientras Lucas 6,36 nos invita a "sed misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso". Estas referencias muestran que la acción hacia los necesitados no es opcional, sino expresión viva de la fidelidad a Dios y a la tradición eclesial.
Te invito a reconocer nuestra pobreza material y espiritual, a mirar al prójimo con compasión y a hacer de la caridad un eje de nuestra vida diaria. Cada numeral, cada exhortación, busca despertar la conciencia y la sensibilidad del creyente, recordándonos que la fe auténtica no se limita a palabras, sino que se manifiesta en actos de justicia, cercanía y ternura hacia quienes más lo necesitan.
ORACIÓN FINAL
Señor, que nos concedas sensibilidad hacia los necesitados, nuestros prójimos, la familia y nuestra propia pobreza interior. Ayúdanos a vivir la fe con acciones concretas, con corazón abierto, viendo en cada rostro necesitado tu rostro misericordioso. Que nuestro amor no sea sólo palabra, sino encuentro y servicio, conforme a tu voluntad y a la enseñanza de Dilexi te. Amén.
saulportillo@hotmail.com