Del "No al Novillo" al "No a las Presas"

A 15 años, el fantasma de la división por problemas del agua se asoma una vez más en el horizonte sonorense; coincide con la presa en Ures

Del "No al Novillo" al "No a las Presas"

Como ya se ha escrito en algunas ocasiones en esta columna, la historia suele repetirse de manera cíclica, algunas veces no de la misma forma, pero sí de un modo en el que la rima nos hace recordar lo que alguna vez pasó.

En esta ocasión hablamos de un tema recurrente en el Estado desértico de Sonora, en el que, conforme pasa el tiempo, el tema del agua, la sequía y la crisis en las actividades primarias serán el pan nuestro de cada día, con conflictos que amenazan con llegar a algo más que sólo discusiones en redes sociales.

Para hacer esta remembranza, le invito a hacer memoria y recordar quince años atrás, cuando en el lejano 2010 se daba a conocer el proyecto denominado Sonora Sí, con el cual el Gobierno del Estado de aquel entonces buscaba dar solución al añejo problema de abasto de agua en Hermosillo, una ciudad recién entrada en su adultez con la llegada de los problemas que tienen las grandes urbes de nuestro país. En ese momento, la respuesta no se hizo esperar: entre preocupaciones reales y otras más manipuladas, prácticamente la población entera de Cajeme se volcó en contra del proyecto hídrico, generando un encono no antes visto en la región y ahondando aún más las heridas entre la población de la capital contra los del Valle del Yaqui y viceversa, con los resultados que ya todos conocemos.

Ahora, quince años después, el fantasma de la división por problemas hídricos se asoma una vez más en el horizonte sonorense, en esta ocasión, coincidentemente, por el conflicto que provoca la Presa "La Puerta del Sol", en el Municipio de Ures.

El proyecto de Presas impulsado por el Gobierno del Estado incluye una batería de Presas a lo largo del Río Sonora y sus municipios, con la finalidad de aumentar la capacidad de retención del vital líquido y eliminar, para su posterior utilización, la Presa Abelardo L. Rodríguez ubicada en los adentros de la capital, Hermosillo.

Hasta este punto todo estaría muy claro; sin embargo, ha ido creciendo el enojo en habitantes, sobre todo del Municipio de Ures, debido a que alegan posibles afecciones al cauce natural del río, problemas medioambientales, injerencia de intereses particulares y, en general, preocupaciones por el futuro de su región, dedicada principalmente a la agricultura y ganadería que —está de más decirlo— sin el agua no pueden subsistir.

En este conflicto pudiéramos hacer las siguientes anotaciones que podrían parecer obvias, pero no lo son:

1. Muchos científicos nos dicen que el tema de la sequía en zonas desérticas obedece a factores de cantidad; es decir, la solución vendrá de "hacer más con menos agua" o, mejor dicho, hacer uso de las nuevas tecnologías para tener un uso más eficiente del agua sin alterar el ciclo natural. A diferencia del siglo pasado, donde el problema del agua no era la cantidad, sino la capacidad de almacenarla.

2. Así como en el problema de "El Novillo No", el actual se trata de un tema de carácter social, de identidad y cultural, por lo que atender dicho problema desde un razonamiento técnico y político muy seguramente surtirá los efectos antes vistos.

3. La solicitud de la presidenta Claudia Sheinbaum para realizar una consulta sobre este tema puede ser una solución correcta para que se socialice el proyecto y se llegue al mejor acuerdo posible en un ejercicio de gobernanza pocas veces visto.

Si algo nos demuestra la historia sonorense es que un tema tan sensible como el agua requiere de soluciones profundas, acompañadas de un respaldo gubernamental y social, para poder dar solución a un tema que promete haber llegado para quedarse. Aprender del pasado puede evitar que repitamos los mismos errores.

borbonmanuel@gmail.com