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Las Plumas

Con el Jesús en la boca…

Sería iluso pensar que unos pocos puedan acabar de tajo con este monstruo de las mil cabezas que poco a poco asfixia a la nación

Jesús Huerta Suárez

Por estas tierra amadas en el sur de Sonora, no pasa un sólo día sin que nos enteremos de algún acto de violencia; ya sean asesinatos, robos, balaceras, desaparecidos, intentos de extorsión, cobros de piso y demás muestras de miedo y odio entre la gente

Vivimos con temor, si no todos, la mayoría, pero ¿qué estamos haciendo cada uno de nosotros para evitar la violencia a nuestro alrededor?, porque todos, de alguna manera u otra, somos responsables de esta situación.

Sinceramente no imagino quién pueda resolver el problema, mismo que ni las autoridades de seguridad pública del estado o del municipio, vamos, ni el gobierno Federal ha podido.  Y no es tanto que no quieran, sino que no saben el cómo y/o están coludidos con los delincuentes, como se afirma públicamente.

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Sería iluso pensar que unos pocos, y en ocasiones sin la capacidad suficiente, o las herramientas adecuadas, puedan acabar de tajo con este monstruo de las mil cabezas que poco a poco asfixia cada vez más al país.

Pero, no olvidemos que todos o casi todos, tenemos algo que ver en esto: el empresarios que no apoya a sus trabajadores con algo más que un sueldo de hambre, los políticos ineptos y corruptos que tienen secuestrado políticamente a México, los compradores de artículos robados, consumidores de enervantes ilegales, padres de familia que no atienden a sus hijos, y que además, son más agresivos que cariñosos, medios de comunicación sin escrúpulos, ciudadanos irresponsables, falta de valores cívicos en fin, tantas cosas que nos están fallando como sociedad y que, para nuestra desgracia, se han estado traduciendo en actos de violencia, cada vez más comunes y cada vez más graves.

Tenemos que cambiar nuestras malas actitudes. Tenemos que mejorar constantemente como sociedad. Debemos fortalecer nuestro espíritu razón o conocimiento. Hay que acercarnos a la gente, ser más caritativos, compartir, ayudar y ser solidarios con los demás, y ganaremos mucho.

Por otra parte, por lo general, los actos de violencia tienen su origen en cuestiones económicas. Ahora, más que nunca se hace evidente que, hasta el momento, no hemos encontrado una corriente económica que nos brinde el equilibrio entre una vida con dignidad, y equidad para todos. La brecha se ha roto, el rico es cada día más rico; y el pobre… ya te la sabes.

O hacemos algo, cada quien desde su trinchera, que incluya educación, valores y la creación de fuentes de empleo, o nos vamos acostumbrando a vivir con el Jesús en la boca.

“¡No me maten no me maten; tengo familia…Mátenlos a ellos!”

HOMERO SIMPSON