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Las Plumas

Ayotzinapa en Empalme

Aunque las comparaciones son odiosas, es necesario plantear que las fuerzas militares, en últimos años han tomado mucha fuerza pretextando el narco

Francisco Gonzalez Bolon

Aunque sea infinitamente menor el número de desaparecidos, dos motociclistas, pero ojalá que los hechos de Empalme no tomen el curso de los sucesos de Ayotzinapa en 2014.

Aunque dicen que las comparaciones son odiosas, es necesario plantear aquí que las fuerzas militares, sea la Armada de México o el Ejército, durante los últimos años han tomado mucha fuerza con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.

Pero así como existen elementos policiacos en su sano juicio, así también en las llamadas Fuerzas Armadas los hay, pero desafortunadamente también hay quienes a la menor insinuación pierden el sentido y les sale la prepotencia que llevan dentro.

Pero también el “sospechosismo” de que algunos elementos tienen nexos con el crimen organizado mueve a pensar que no todo lo que esas instituciones castrenses dicen es una verdad de a kilo.

El pasado viernes 26, la señora Yahaira de Empalme habló con su hijo Jesús Antonio, quien le informó haber sido detenido junto con su compañero Martín por elementos de la Marina cuando salían de sus trabajos.

De inmediato intentó localizarlo, pero ni en la Marina ni en las restantes corporaciones policiacas le dicen algo claro sobre el paradero de los dos muchachos y por ello el sábado comenzó su protesta en la carretera.

Ayer, el movimiento alcanzó mayor dimensión porque decenas de automovilistas vieron detenida su marcha, ya sea hacia Hermosillo o hacia el sur de Sonora, debido a que más vecinos se unieron a la protesta de las familias afectadas, en el libramiento Guaymas-Hermosillo.

Uno puede concebir que los militares hagan labores policiacas a como están las cosas en la zona de Guaymas y Empalme, en donde se han asentado fuerzas del mal que no solamente involucran a los ciudadanos comunes sino a muchos integrantes del sector público, pero lo que no puede aceptarse es la violación de los derechos humanos, por ningún motivo.

Y si los agentes encontraron algo sospechoso en los motociclistas, pues lo mas aconsejable es que los turnen a las instancias judiciales correspondientes y punto. Pero el hecho de ir más allá, al grado de que hoy no se sabe el paradero de los jóvenes de La Ladrillera, mueve a pensar que algo turbio ha pasado.

Periodistas de Guaymas aseguran que también pudiera darse el caso de que algunos “malosos” hayan estado disfrazados de elementos de la Marina para llevarse a los jóvenes, pero en todo caso la institución ya hubiera salido a informar que no fue una acción de sus integrantes y dedicarse a ayudar a las familias a localizar a sus parientes.

Pero, como el viejo dicho establece: “El que calla otorga”, pues habrá que establecer, sin más ni más, que la Marina es la primera institución sospechosa en este caso.

Además, las autoridades municipales se han negado a atender como debe ser a las familias afectadas, lo cual le agrega otro motivo de sospechas al entorno en que se dieron los hechos.

No se trata de defender a quienes infrinjan las leyes. Pero sí, que las instituciones se apeguen a los ordenamientos legales, que en este caso obligan a detener y turnar a quienes se les impute algún delito, pero no a tomar justicia por sus propias manos.

Todavía está en la memoria colectiva de México y el mundo el caso del 26 de septiembre de 2014, cuando 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueron “desaparecidos” por policías, militares y mañosos en un contubernio que huele a rancio.

Y en Sonora no se desea, ni por asomo, tener algo semejante.

Suficientes tragedias se han vivido ya como para agregarle una más.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com