A propósito de la Unison: los procesos sociales que marcaron su historia

La participación del estudiantado en el proceso político interno de la universidad ha sido una demanda que surge durante los álgidos setenta

A propósito de la Unison: los procesos sociales que marcaron su historia

El próximo 16 de junio, Dena Camarena asumirá el puesto de rectora de la Universidad de Sonora. Tras haber obtenido 91 puntos, equivalentes al 70 por ciento a favor, la doctora en Economía y Gestión de Organizaciones se convierte, así, en la segunda mujer en ocupar la Rectoría de la máxima casa de estudios de Sonora. No sólo eso, sino que su victoria se logra bajo un marco histórico en donde se contó con la participación estudiantes, docentes y personal administrativo.

Habría que recordar que la participación del estudiantado en el proceso político interno de la Unison ha sido una demanda que surge durante los álgidos setenta. Puede que para algunos suene bastante obvio, pero no está de más señalar que todo acontecimiento, todo proceso actual tiene un origen histórico propio y particular. No sin controversia, la victoria de Camarena es un hito que, para bien o para mal, es producto de amplias y diversas luchas.

Con eso en mente, y usando la reciente elección como excusa, quisiera hacer un breve recorrido en el pasado reciente de nuestra Institución, en sus manifestaciones políticas y sociales más relevantes, que dejaron una marca en la casa de estudios. Comencemos nuestro recorrido con el movimiento estudiantil popular de 1967. Lo que comenzaría como una disputa al interior de la sección sonorense del PRI, expresada a partir de sus miembros al interior de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Sonora (FEUS), sería pronto rebasada por una verdadera serie de manifestaciones populares de descontento ante el estado de la política sonorense de la época.

En la mayoría de las reconstrucciones históricas sobre estos sucesos, el lente suele quedarse en Hermosillo, sin embargo, la mancha disidente se expandió por el Estado, cobrando fuerza en poblados y rancherías del sur de la Entidad. Sindicatos, padres de familia y amplios sectores de la sociedad se unieron a los estudiantes a modo de protesta. Tras semanas de la violenta represión policiaca y paramilitar, la Unison fue tomada por el Ejército el 17 de mayo de 1967. Tan sólo un año después, el mismo general que reprimió a estudiantes, maestros y manifestantes, el general Hernández Toledo, se vería involucrado en uno de los mayores actos de represión de la historia de nuestro país: la matanza de Tlatelolco.

Entrada la década de los setenta, las movilizaciones estudiantiles reaparecen al interior de la Unison, pero ahora con un nuevo liderazgo y nuevas demandas. El activismo universitario vivió tres momentos: el primero a partir de 1970 a 1974, el segundo de 1975 a 1978, y el tercero de 1978 a 1982. El primer momento representó una ruptura con el pasado corporativizado y priísta de la FEUS, transformándose en una Federación representativa y comprometida con el estudiantado.

Si bien, este nuevo FEUS cargó con el bagaje sociopolítico de la época, siendo el socialismo una de las ideologías hegemónicas a su interior, mantuvo sus demandas dentro del ámbito universitario. La fuerte lucha por una nueva ley orgánica para la universidad, la cual permitiría la participación del estudiantado en la toma de decisiones al interior de su Institución, así como la demanda de destitución del rector los hizo blanco de la violencia política por parte de las corporaciones de seguridad del Estado, así como del grupo de choque/paramilitar conocido como el Movimiento de Integración Cristiana (también conocido como los Micos). El resto de la década fue testigo de un movimiento estudiantil debilitado, pero aún activo, pero bastante lejos de su antigua gloria.

Por último, pero no por eso menos importante, nos topamos con el movimiento liderado por el Comité de Estudiantes de la Universidad de Sonora (CEUS), el cual estuvo activo de 1991 a 1992. Se trató de una serie de movilizaciones las cuales, si bien estaban menos marcadas por alguna ideología política, lograron llevar a cabo innovadoras acciones políticas, como lo serían la marcha del desierto al zócalo capitalino. Al final, sus demandas por democratizar la universidad los hizo, otra vez, blanco de represión y violencia política.

A casi sesenta años del estallido y desarticulación del primer gran movimiento universitario en la Unison, y a la sombra del hito histórico que representa la elección de Camarena, habría que tomarse un tiempo para reflexionar sobre los alcances y limitaciones del activismo estudiantil. ¿Qué le depara a la máxima casa de estudios de Sonora? Sólo el tiempo y las redes sociales nos pueden decir.